Por nada os acongojéis, mas en todo por la oración y la súplica con acción de gracia, haced conocer a Dios vuestras peticiones.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación, mas tened buen ánimo. Yo he vencido al mundo.
Tened por sumo gozo, mis hermanos, cuando cayereis en pruebas diversas, entendiendo que lo probado de vuestra fe obra constancia, y la constancia tenga obra perfecta, para que seáis perfectos y cumplidos, en nada faltando.
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
Jesús les respondió: De cierto os digo: Si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que también si a este monte dijereis: Sea llevado y echado en el mar, se hará.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquiera tribulación por la consolación con que somos consolados nosotros mismos por Dios.
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
Por nada os acongojéis, mas en todo por la oración y la súplica con acción de gracia, haced conocer a Dios vuestras peticiones. Y la paz de Dios que sobrepuja todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Paz os dejo; paz mía os doy. No como el mundo da, yo os doy. No sea turbado vuestro corazón, ni se acobarde.
Hermanos, yo mismo no pienso haberlo asido. Una sola cosa: olvidándome lo de atrás, y extendiéndome a lo de adelante, prosigo hacia la meta para el premio de la superior vocación de Dios en Cristo Jesús.
Estoy bien persuadido que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni potencias, ni cosas presentes, ni futuras, ni lo alto, ni lo profundo, ni otra criatura podrá apartarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
sabemos pues que a los que aman a Dios, todo concurre en bien a los que, según propósito, son llamados
Venid a mí, todos los que os fatigáis y estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Sea sin avaricia el trato, satisfechos con lo presente, porque El ha dicho (Deut. 31:6-8): No te dejaré, no te abandonaré. De suerte que con toda confianza decimos (Sal. 118:6): El Señor es mi ayuda, no temeré lo que me hará el hombre.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
Por lo cual no desmayamos, mas aunque nuestro hombre exterior se destruya, nuestro interior se renueva de día en día. Porque lo momentáneamente leve de nuestra tribulación nos procura, de grado en grado, eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven sino las que no se ven, porque las que se ven son temporales mas las que no se ven son eternas
A aquel que puede sobre todo hacer excesivamente más de lo que pedimos o pensamos según el poder que se desarrolla en nosotros,
No os acongojéis, pues, para el día de mañana, porque el día de mañana se acongojará por sí mismo. Bástale al día su maldad.
No sólo eso sino que también nos alabamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia experiencia y la experiencia esperanza; la esperanza, pues, no avergüenza, porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por un espíritu santo que nos fué dado.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: