Tú eres mi refugio: me libras del pesar y me ci es del gozo del rescate. Selah Yo voy a hacerte ver, a ense arte el camino que has de seguir; yo quiero aconsejarte, mis ojos sobre ti.
Yahveh irá delante de ti, estará contigo y no te dejará ni te abandonará; no temas ni te acobardes'.
Pero ahora, as dice Yahveh, que te creó, Jacob, que te formó, Israel: 'No temas, pues te redimo, te llamo por tu nombre, eres m o. Si pasas por las aguas, contigo estoy, si por los r os, no te anegarán; si andas por el fuego, no te quemarás y la llama no te abrasará. Pues yo, Yahveh, soy tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. Doy a Egipto por tu rescate, a Cus y a Sebá por ti.
No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios.
Mirad al Dios de mi salvación: conf o y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.
Gobierna el orbe con justicia y juzga las naciones rectamente. El Se or es el torreón del oprimido, Váu su refugio en los momentos del aprieto.
Del director. De los hijos de Coré. Al alamot. Canto. Dios es para nosotros refugio y fortaleza, ayuda en las angustias, siempre pronta. Por eso no tememos si la tierra se muda, si los montes se desploman en el mar,
hacen suave su boca, de manteca, y en su seno está la guerra; lenifican sus labios, más que el óleo, y son sables desnudos.
Yahveh es bueno, Tet es ciudadela en el d a de peligro. Yod Conoce a quienes se refugian en Él cuando descarga la inundación.
Os he dicho esto, para que en m tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación; pero tened buen ánimo: yo he vencido al mundo'.
Considerad, hermanos m os, como motivo de gran alegr a veros envueltos en toda clase de pruebas, sabiendo que vuestra fe, sometida a prueba, produce constancia. Pero la constancia ha de culminar en una obra perfecta, para que seáis perfectos y plenamente ntegros, sin deficiencia alguna.
Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni les tengáis miedo, porque Yahveh, tu Dios, va contigo y no te dejará ni te abandonará'.
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia, para que obtengamos misericordia y hallemos gracia para ser socorridos en el momento oportuno.
no temas, que yo estoy contigo; no te asustes, que yo soy tu Dios. Te fortalezco y te ayudo, te sostengo con mi diestra salvadora.
Jesús les contestó: 'Os aseguro que, si tenéis fe y no titubeáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que, si dec s a este monte: 'Qu tate de ah y échate al mar', as se hará.
El Se or es tu custodio, él es tu sombra, al lado de tu diestra. Ni podrá, durante el d a, el sol herirte, ni la luna de noche: de todo mal él te preserva y protege tu vida. El Se or guarda tus idas y venidas, desde ahora, para siempre.
De David. El Se or es mi luz y mi socorro, ¿de quién he de temer? El Se or es el alcázar de mi vida, ¿de quién he de temblar?
De David. El Se or es mi luz y mi socorro, ¿de quién he de temer? El Se or es el alcázar de mi vida, ¿de quién he de temblar? Al acercarse a m los malhechores para comer mi carne, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y se caen. Aun cuando acampara contra m una hueste, mi corazón no temer a; aun cuando arrecie contra m el combate, aun entonces confiaré.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo! Él nos consuela en toda tribulación, hasta el punto de que, mediante esa consolación con la que a nosotros mismos nos consuela Dios, podamos consolar a los que están en toda clase de tribulación.
El Se or es mi fortaleza, él mi escudo, en él espero y él me ayuda: mi corazón se regocija y con mi canto le doy gracias.
Pues el Esp ritu que Dios nos dio no es de timidez sino de fortaleza, de amor y de autodominio.
No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que está por encima de todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
'La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni sienta miedo.
Yo, hermanos, todav a no doy por descontado haberlo ya conseguido, sino que, olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, sólo busco una cosa, a saber, correr hacia la meta, para ganar el premio al que Dios nos llama arriba en Cristo Jesús.
Que la muerte los sorprenda, desciendan vivos al seol, ya que en su seno como en morada propia habita el mal. Por mi parte, yo clamo hacia el Se or, y el Se or me librará. A la tarde, a la ma ana, al mediod a, me lamento y suspiro, y él oirá mi voz.
Adornad al Se or, sus fieles todos, pues preserva el Se or a los leales y castiga severo a los soberbios.
Se cansarán los jóvenes y se fatigarán, los mozos, tropezando, caerán; pero los que esperan en Yahveh cobrarán nueva fuerza, les crecerán las alas como a las águilas, correrán y no se fatigarán, andarán y no se cansarán.
Tengo la firme certeza de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni principados, ni lo presente ni lo futuro, ni potestades, ni altura ni profundidad, ni ninguna otra cosa creada, podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Se or nuestro.
Sabemos, además, que en todas las cosas interviene Dios para el bien de quienes le aman, de quienes son llamados según su designio.
Mi alma está tocando con el polvo: Dálet dame vida, conforme a tu palabra. Yo describo mi camino y tú me atiendes: adoctr name en tus instituciones;
Con propósito firme aseguras la paz, pues en ti se conf a. Confiad en Yahveh por siempre jamás, pues en Yah - en Yahveh - está la roca eterna,
La higuera no echará brotes, no darán fruto las vi as, fallará el producto del olivo, los campos no darán alimentos, faltarán las ovejas en el aprisco, no habrá vacas en los establos; pero yo me alegraré en Yahveh, me gozaré en Dios mi salvador.
Alzo mis ojos hacia las monta as, ¿de qué parte podrá llegar mi ayuda? Mi ayuda viene del Se or, hacedor de los cielos y la tierra.
Venid a m todos los que estáis rendidos y agobiados por el trabajo, que yo os daré descanso. Cargad con mi yugo y aprended de m, porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis reposo para vosotros; porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera'.
pero los que esperan en Yahveh cobrarán nueva fuerza, les crecerán las alas como a las águilas, correrán y no se fatigarán, andarán y no se cansarán.
No os dejéis arrastrar por la codicia y contentaos con lo que tenéis. Pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré. Y as, nosotros podemos confiadamente decir: El Se or es quien me ayuda; nada temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?
Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Esp ritu Santo.
Estad siempre alegres. No dejéis nunca de orar. Dad gracias en toda ocasión; pues esto es lo que Dios desea de vosotros en Cristo Jesús.
Conf a en Yahveh de todo corazón y no te apoyes en tu entendimiento. En todos tus caminos reconócele y él enderezará tus senderos.
Y, por eso, no perdemos el ánimo sino todo lo contrario. Pues aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando d a tras d a. Porque el momento pasajero de nuestra tribulación va produciendo en nosotros un peso eterno de gloria cada vez más inmenso. Nosotros no aspiramos a estas cosas que se ven, sino a las que no se ven. Porque las que se ven son ef meras, pero las que no se ven son eternas.
Mi carne y mis entra as se consumen, mas el Se or es para siempre mi roca y mi porción.
A aquel que tiene poder sobre todas las cosas y puede hacer incomparablemente más de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros,
Sin tregua me quebrantan mis esp as, numerosos, encrestados, me hacen guerra. El d a en que temiere, me confiaré a ti.
No os afanéis, pues, por el d a de ma ana, que el d a de ma ana traerá su propio afán. Bástenle a cada d a sus propias preocupaciones.
Y no sólo esto, sino que también nos sentimos gozosamente seguros en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación genera constancia; la constancia, virtud sólida; la virtud sólida, esperanza; y la esperanza no decepciona, porque se ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios por medio del Esp ritu Santo que nos ha sido dado.
Si pasas por las aguas, contigo estoy, si por los r os, no te anegarán; si andas por el fuego, no te quemarás y la llama no te abrasará.
con quebranto en los huesos?'. El opresor me insulta, diciéndome sin tregua: '¿Dónde está tu Dios?'.
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