En medio de la enfermedad, Dios está contigo, y no sólo en esos escenarios de tu vida, sino que desde que estabas en el vientre de tu madre, él también se encontraba allí, cuidando de ti. Tienes que saber que en Dios tienes un Padre, un amigo fiel, un consolador en la prueba, tu paz en la tormenta y un médico por excelencia, no sé cuál parte de tu cuerpo se encuentre afectada, ni sé cuál es tu dolencia, pero algo si sé, y es que por medio de la sangre de Jesús puedes ser sano y él también desea sanarte, él te ama tanto que no quiere que padezcas ningún tipo de enfermedad, por lo tanto, acudir a su presencia en el proceso que puedas estar atravesando es el mejor lugar seguro que podrás conseguir, ya que el sí sabe lo que necesitas, conoce lo que te hace falta y allí donde se encuentra el malestar si tan solo puedes creer y pedirle con fe, él se va a glorificar. Fue debido al sacrificio de Jesucristo que somos libres de la enfermedad, quizás ya te dieron un diagnóstico médico, pero ten ánimo porque sobre tu vida Dios tiene la última palabra, y tú vives y te mantienes, es por lo que sale de la boca del Gran yo Soy, por lo tanto, vuelve a creer, llénate de esperanzas y espera pacientemente en Dios, él puede hacer un milagro y ser la respuesta oportuna de tu clamor, así que declárate sano en nombre de Jesús y mantente en los dichos de su boca. Ciertamente, él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Isaías 53:4.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
Pero clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de sus aflicciones.
Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.
Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres;
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.
Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres;
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;
Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino.
Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos.
Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.