Así que, mientras tengamos oportunidad, esforcémonos en hacer el bien a todos, especialmente a la familia de la fe.
La Palabra es fiel. Con respecto a esto quiero insistirte con firmeza, para que los que creen en Dios estén preocupados por hacer buenas obras. Estas cosas son buenas y beneficiosas para los hombres.
Vivan en amor como Cristo también nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio a Dios para olor fragante.
Si distribuyera todas mis posesiones y entregara mi cuerpo para enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve.
Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me acogieron,
Sopórtense y perdónense los unos a los otros cuando alguno tenga queja contra otro. Como el Señor ciertamente los perdonó, así también ustedes.Sobre todas estas cosas, vístanse el amor, que es el cinturón de la perfección.
Nadie vio jamás a Dios. Cuando nos amemos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor es perfeccionado en nosotros.
Éste es su Mandamiento: que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como nos mandó.
Como a uno nacido entre ustedes les será el extranjero que resida con ustedes. Lo amarás como a ti mismo, porque fueron extranjeros en la tierra de Egipto. Yo, Yavé su ʼElohim.
Porque Dios no es injusto para olvidar su obra y el trabajo de amor que ustedes demostraron a su Nombre cuando sirvieron a los santos, a quienes aún sirven.
Nada hagan por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considérense los unos a los otros como superiores a ustedes mismos.
La religión pura y sin mancha delante del Dios y Padre es ésta: Atender a los huérfanos y a las viudas en su aflicción y guardarse sin mancha del mundo.
Pero un samaritano que viajaba, pasó cerca de él. Lo vio y fue movido a compasión.Se acercó, le vendó las heridas, les derramó aceite y vino, y lo puso sobre su propia cabalgadura. Lo llevó a un hospedaje y cuidó de él.
Le respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.Éste es el grande y primer Mandamiento,y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El Señor los haga crecer y abundar en el amor unos a otros y para todos, así como también nosotros para ustedes,
Así que, todo lo que quieran que los hombres les hagan, háganles también ustedes, porque ésta es la Ley y los profetas.
Si yo hablo en lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, soy un bronce que resuena, o un címbalo que vibra.pero cuando venga lo perfecto, lo imperfecto será abolido.Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, opinaba como niño. Cuando llegué a ser hombre, dejé lo que era de niño.Porque ahora vemos el reflejo como en un espejo, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como he sido conocido.Y ahora permanecen estos tres: la fe, la esperanza, el amor. Pero el mayor de éstos es el amor.Y si tuviera don de profecía y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe para remover montañas, pero no tengo amor, nada soy.
Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso, porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a Quien no ha visto.Este Mandamiento tenemos de parte de Él: el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios. Todo el que ama, nació de Dios y conoce a Dios.El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor.
El amor es paciente. Es bondadoso. No está lleno de envidia. No se alaba, no es arrogante,no es indecente, no es egoísta, no se irrita, no guarda rencor.No se goza por la injusticia, pero se regocija por la verdad.Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Dedíquense unos a otros con amor fraternal. En cuanto a honor, prefiéranse unos a otros,
Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados. Solo que no usen la libertad como base de abastecimiento para la naturaleza pecaminosa, sino sírvanse los unos a los otros como esclavos por medio del amor.
Puesto que ustedes purificaron sus almas por la obediencia a la verdad para el amor fraternal no fingido, ámense los unos a los otros fervientemente de corazón.
Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados. Solo que no usen la libertad como base de abastecimiento para la naturaleza pecaminosa, sino sírvanse los unos a los otros como esclavos por medio del amor.Pues toda la Ley se cumple en una palabra: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Un Mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Como los amé, ámense también unos a otros.Por esto sabrán todos que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
En esto conocemos el amor: en que Él ofreció su vida por nosotros. También nosotros tenemos que ofrecer nuestras vidas por los hermanos.Pero el que tenga bienes del mundo, y vea a su hermano con necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y verdad.
Y ahora permanecen estos tres: la fe, la esperanza, el amor. Pero el mayor de éstos es el amor.
Con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos son enseñados por Dios a amarse los unos a los otros.
Sean bondadosos los unos con los otros, compasivos. Perdónense los unos a los otros como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Porque éste es el mensaje que han escuchado desde un principio: que nos amemos unos a otros.
El Rey les responderá: En verdad les digo. Por cuanto hicieron esas cosas a uno de mis hermanos más pequeños, las hicieron a Mí.
Por tanto, amarán al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto.
Hermanos míos, yo mismo me convencí de que ustedes están colmados de bondad y todo conocimiento, y que igualmente pueden amonestarse los unos a los otros.
Oyeron ustedes que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen,
completen mi gozo. Piensen lo mismo. Tengan el mismo amor. Estén unidos en espíritu. Sostengan un mismo pensamiento.Porque a nadie tengo del mismo ánimo, quien genuinamente se preocupa por ustedes,porque todos buscan sus propias cosas, no las de Jesucristo.Pero conocen su carácter, que como hijo a padre sirvió como esclavo conmigo en las Buenas Noticias.Por tanto espero enviarlo tan pronto sepa como están mis asuntos.Confío en el Señor que yo mismo vaya pronto.Me pareció necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, enviado por ustedes y ministrador de mi necesidad.Él los añora a todos y está afligido porque ustedes oyeron que enfermó.Ciertamente enfermó y estuvo al borde de la muerte. Pero Dios tuvo misericordia de él, y no solo de él, sino también de mí, para que no tuviera tristeza sobre tristeza.Así que lo envié con especial urgencia, para que al verlo de nuevo se regocijen, y yo esté libre de tristeza.Recíbanlo, pues, en el Señor con todo gozo y tengan en estima a los que son como él.Nada hagan por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considérense los unos a los otros como superiores a ustedes mismos.Estuvo al borde de la muerte por causa de la obra de Cristo y arriesgó la vida para completar la ausencia de servicio de ustedes para mí.No fije cada uno los ojos en sus propias cosas, sino cada cual en las cosas de otros.
Un Mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Como los amé, ámense también unos a otros.
El Dios de la paciencia y la consolación les conceda el mismo sentir los unos hacia los otros, según Cristo Jesús,para que unánimes a una voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.Por tanto acéptense unos a otros, como también Cristo nos aceptó para la gloria de Dios.
Finalmente, sean todos de un mismo sentir, compasivos, con amor fraternal, misericordiosos, humildes.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios. Todo el que ama, nació de Dios y conoce a Dios.
Nosotros sabemos que pasamos de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
Nada hagan por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considérense los unos a los otros como superiores a ustedes mismos.Estuvo al borde de la muerte por causa de la obra de Cristo y arriesgó la vida para completar la ausencia de servicio de ustedes para mí.No fije cada uno los ojos en sus propias cosas, sino cada cual en las cosas de otros.
Ahora te ruego, señora, no como si te escribiera un Mandamiento nuevo, sino el que teníamos desde un principio: que nos amemos unos a otros.
para que no haya división en el cuerpo, sino que los miembros se preocupen igualmente los unos por los otros.De manera que si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él. Y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él.
Por tanto, si presentas tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti,deja allí tu ofrenda ante el altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano. Luego regresa y presenta tu ofrenda.
Si ciertamente cumplen la Ley real según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, hacen bien.
así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo, e individualmente miembros los unos de los otros.
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