A este modo ha de brillar(n) vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras(o) y den gloria a vuestro Padre, que está en los cielos.
Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados(g), y yo os aliviaré. Traed mi yugo sobre vosotros(h), y aprended de mí, que manso soy y humilde(i) de corazón; y hallaréis reposo para vuestras almas. Porque mi yugo suave es, y mi carga ligera(j)'.
Por tanto os digo: no andéis afanados para vuestra alma, qué comeréis(b), ni para vuestro cuerpo, que vestiréis. ¿No es más el alma que la comida y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo(c), que no siembran, ni siegan, ni allegan en trojes; y vuestro Padre celestial las alimenta. Pues ¿no sois vosotros mucho más que ellas(d)?
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad, que está puesta sobre un monte, no se puede esconder.
Esto os he dicho, para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis apretura. Mas tened confianza, que yo he vencido al mundo(x)”.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: