De acuerdo a los Evangelios, se puede evidenciar que Jesús no solo celebró la Fiesta de los Tabernáculos, sino que además usó los diferentes elementos tradicionales de la celebración (como el agua y luz) y los aplicó a su misión de vida en la tierra para así ayudar al pueblo a comprender quién es Él y lo que Él ofrece.
La luz era un símbolo importante en esta festividad, dónde muchos emblemas y ceremonias recordaban la columna de fuego que dio luz a Israel durante el éxodo. Jesús tomó este importante símbolo y simplemente lo aplicó a sí mismo.
«Otra vez Jesús les habló, diciendo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."» Juan 8:12
Algunos comentaristas escriben que Jesús hizo esa declaración al final de la fiesta, posiblemente poco después de apagarse los cuatro candelabros que fueron prendidos al final del primer día de la celebración en el Patio de las Mujeres (situado dentro del templo) en una ceremonia de encendido rodeada de mucha alegría.
Al terminar las fiestas, estos candelabros grandes dejarían de dar aquella deslumbrante luz. Por su parte, Jesús no desaprovechó la oportunidad para anunciar en ese preciso momento que él era la luz que traía la alegría, la verdad y la justicia al mundo; por tanto, aquel que decidiera seguirle, tendría la posibilidad de disfrutar de una deslumbrante luz de liberación espiritual de una manera continua, y que esta llevaría a la vida.
En un mundo sumergido en las vanidades ilusorias, en la desesperanza por la oscuridad del pecado y sus consecuencias, se abre una luz de esperanza a través de Cristo, quien ofrece iluminar nuestro andar para que podamos ver el camino que lleva a la salvación.
Jesús, gracias por este día y por la oportunidad que me das de recordar que tú eres la luz que necesito para poder mirar el camino que debo seguir. Tú eres la luz que alegra mi existir, dándome la oportunidad de encontrar sentido a mi ser porque me muestras que no estoy aquí por casualidad, sino para glorificar tu majestuoso nombre al compartir con otros de tu gran amor. Por eso te pido que me ayudes a mantenerme siempre en la deslumbrante luz de tu Palabra y así mantener la esperanza de que algún día te veré cara a cara. En tu nombre elevo esta oración. Amén.
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Ver CapítuloJesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».
Ver CapítuloJesús les habló de nuevo diciendo: 'Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.
Ver CapítuloDe nuevo, pues, les habló Jesús, diciendo: Yo soy la luz del mundo.° El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Ver CapítuloJesús les habló de nuevo: 'Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'.
Ver CapítuloJesús volvió a hablarle a la gente: —Yo soy la luz que alumbra a todos los que viven en este mundo. Síganme y no caminarán en la oscuridad, pues tendrán la luz que les da vida.
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