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2 Crónicas 23:9 - La Biblia Textual 3a Edicion

Después el sacerdote Joiada entregó a los capitanes de centenas las lanzas, los escudos y los paveses del rey David, que estaban en la Casa de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

Dio también el sacerdote Joiada a los jefes de centenas las lanzas, los paveses y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego Joiada dio a los comandantes las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían pertenecido al rey David y estaban guardados en el templo de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El sacerdote Joyadá entregó a los jefes de cien lanzas y los escudos grandes y pequeños del rey David que se encontraban en la Casa de Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El sacerdote Joadá entregó a los jefes de centuria las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David que estaban en el templo de Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el sacerdote Joiada dio a los capitanes de cientos las lanzas, paveses y escudos que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Dios;

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Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Luego el sacerdote les dio a los capitanes las lanzas y los escudos grandes y pequeños, que habían sido del rey David y que estaban en el templo.

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2 Crónicas 23:9
5 Mga Krus na Reperensya  

Y tomó David los escudos de oro que tenían los siervos de Hadad-ezer y los llevó a Jerusalem.


El rey Salomón hizo doscientos paveses° de oro batido, empleando en cada escudo seiscientos siclos de oro;


Y emplazó a todo el pueblo, cada uno con su dardo° en la mano, desde el costado derecho de la Casa hasta el costado izquierdo° de esta, delante del altar y de la Casa, alrededor del rey.


Y los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar en el shabbat y a los que habían de salir del shabbat, pues el sacerdote Joiada no dio licencia a ninguno de los grupos.°


Y dijo el sacerdote: La espada de Goliat el filisteo, a quien mataste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un paño detrás del éfod. Si quieres tomarla, tómala, porque no hay otra sino ésa. Y dijo David: Ninguna como ella. ¡Dámela!