Salmos 44:23 - La Biblia Textual 3a Edicion

²³ ¡Despierta Adonay! ¿Por qué duermes? Desvélate, no nos abandones para siempre.

Matoleo zaidi

Biblia Reina Valera 1960

²³ Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²³ ¡Despierta, oh Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²³ Despiértate, ¿por qué duermes, Señor? ¡Levántate y ven a socorrernos!

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²³ Por tu causa, sin tregua, nos dan muerte, se nos toma por res de matadero.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

²³ Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

²³ 23 (24) ¡Despierta ya, Dios mío! ¿Por qué sigues durmiendo? ¡Entra ya en acción! ¡No nos sigas rechazando!

Salmos 44:23 Marejeleo ya Msalaba

Salmos 12:5

Por la opresión de los pobres, Por el gemido del menesteroso, Ahora me levantaré, dice YHVH. Pondré en seguridad a los que son escarnecidos.

Salmos 35:23

¡Despierta y alértate a mi defensa, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa!

Salmos 44:9

Pero ahora nos has desechado y confundido; No sales ya con nuestros ejércitos.

Salmos 7:6

¡Levántate, oh YHVH, en tu ira! ¡Álzate contra la furia de mis adversarios, Y despierta a favor mío en el juicio que convocaste!

Salmos 74:1

Maskil de Asaf. Oh ’Elohim, ¿por qué nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu ira contra las ovejas de tu prado?

Salmos 77:7

¿Desechará Adonay para siempre, y no volverá más a amar?

Salmos 78:65

Pero entonces, como quien duerme, Como un valiente que se recupera del vino,° Despertó Adonay,

Salmos 88:14

¿Por qué, oh YHVH, desechas mi alma y me escondes tu rostro?

Isaías 51:9

¡Despierta, despierta, vístete de fuerza, oh brazo de YHVH! ¡Despiértate, como en los días de antaño, Como en las generaciones antiguas! ¿No eres Tú el mismo que tajaste a Rahab,° Y el que traspasó al monstruo marino?°

Marcos 4:38

Y Él estaba en popa, durmiendo sobre el cabezal. Y lo despiertan° y le dicen: ¡Maestro!, ¿no te importa que perezcamos?