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Isaías 64:7 - La Biblia Textual 3a Edicion

7 No hay quien invoque tu Nombre, Ni se afane para asirse de ti, Pues ocultaste tu rostro de nosotros, Y nos entregaste en poder de nuestra culpa.

Tazama sura Nakili


Matoleo zaidi

Biblia Reina Valera 1960

7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

Tazama sura Nakili

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Sin embargo, nadie invoca tu nombre ni te ruega misericordia. Por eso tú te apartaste de nosotros y nos entregaste a nuestros pecados.

Tazama sura Nakili

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Y, sin embargo, Yavé, tú eres nuestro Padre, somos la greda que tus manos plasmaron, todos nosotros fuimos hechos por tus manos.

Tazama sura Nakili

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pero ahora, Yahveh, tú eres nuestro padre. Nosotros somos la arcilla y tú el alfarero, obra de tus manos todos nosotros.

Tazama sura Nakili

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; porque escondiste de nosotros tu rostro, y nos has consumido a causa de nuestras iniquidades.

Tazama sura Nakili

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

7 No hay nadie que te adore ni haga nada para apoyarse en ti. Somos unos malvados; por eso te has escondido y nos has abandonado.

Tazama sura Nakili




Isaías 64:7
27 Marejeleo ya Msalaba  

Recuerda, te ruego, que del barro me moldeaste, ¿Y al polvo me harás volver?


Si tus hijos pecaron contra Él, Él los entregó en mano de sus propias transgresiones.°


Reconoced que YHVH es ’El, Él nos hizo y suyos somos, Pueblo suyo y ovejas de su prado.


¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comieran pan, Y a YHVH no invocan?


¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos entre los montes y para destruirlos de la faz de la tierra? ¡Vuélvete del ardor de tu ira y desiste del mal contra tu pueblo!


Cuando extendáis vuestras manos, Esconderé de vosotros mi rostro, Y aunque multipliquéis vuestras oraciones, no escucharé, Porque vuestras manos están llenas de sangre.°


Si se acoge a mi amparo, Hará las paces conmigo, Sí, las paces hará conmigo.


¡Ay del que contiende con su Hacedor, Como tiesto entre los tiestos de barro! ¿Dirá el barro al alfarero: ¿Qué haces? o: Tu vasija no tiene asas?


¿Y por qué cuando Yo vengo no hay nadie, Y cuando llamó nadie responde? ¿Se ha acortado mi mano para redimir? ¿No tengo ya fuerza para salvar? He aquí, a mi reprensión se seca el mar, Convierto los ríos en desierto, Sus peces mueren de sed, Y hieden por la falta de agua.


En un arrebato de ira, por un breve momento, escondí mi rostro de ti, Pero con gran compasión tendré misericordia de ti eternamente, dice YHVH, tu Redentor.


Porque así dice YHVH: A los eunucos que guardan mis shabbatot, Que escogen lo que me agrada, Y son fieles a mi pacto;


Por la iniquidad de su codicia me irrité por un momento, Lo herí, y me oculté indignado; Pero él siguió andando perversamente en el camino de su corazón.


Vio que no había nadie, Se asombró de que no hubo quien se interpusiera.° Por lo que su propio brazo le dio la victoria, Y su misma justicia lo sostuvo:


Son vuestras transgresiones las que se interponen entre vosotros y vuestro Dios; Son vuestros pecados los que os ocultan su rostro, e impiden que os oiga;


Nadie pleitea con justicia, Nadie juzga con rectitud; Se apoyan en la mentira, afirman la falsedad, Conciben engaños y dan a luz la maldad.


¡No la reprimas, porque Tú eres nuestro padre! Aunque Abraham no nos conozca e Israel nada sepa de nosotros, Tú, oh YHVH, eres nuestro Padre; ¡Redentor nuestro desde la eternidad, es tu Nombre!


Por tanto, así dice YHVH Sebaot: He aquí que Yo los acrisolo y los pruebo, ¿Qué más podría Yo hacer por la hija de mi pueblo?


Busqué entre ellos un hombre que levantara un vallado y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyera, pero no lo hallé.


¡Quédese vacía sobre las ascuas, para que el cobre se recaliente Y se ponga al rojo vivo Y su roña se derrita Y su verdín se consuma!


Me volveré de ellos a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro, Y me busquen en su angustia con empeño:


Aun cuando gimen en sus lechos, no claman a mí de corazón; Se apartan de mí y se reúnen para el trigo y para el vino.°


Todos arden como un horno, devoran a sus gobernantes, Todos sus reyes van cayendo, pero entre ellos no hay quien clame a mí.


El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, Yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está el temor que se me debe? dice YHVH Sebaot a vosotros, oh sacerdotes que despreciáis mi Nombre. Y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?


¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?° ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente uno contra otro,° profanando el pacto de nuestros ancestros?


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