Lucas 1:75 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual y vivir solo para él, practicando la justicia todos los días de nuestra vida. Matoleo zaidiBiblia Reina Valera 1960 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Biblia Nueva Traducción Viviente en santidad y justicia, mientras vivamos. Biblia Católica (Latinoamericana) justos y santos,
todos los días de nuestra vida. La Biblia Textual 3a Edicion En santidad y en justicia delante de Él, todos nuestros días. Biblia Serafín de Ausejo 1975 en piedad y rectitud, en su presencia, por todos nuestros días. Biblia Reina Valera Gómez (2023) en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida. |
Cuando nazca el niño, lo llamarás Jesús. Él va a salvar a su pueblo del castigo que merece por sus pecados.»
que iba a salvarnos de nuestros enemigos. »Así podríamos servirle sin ningún temor,
Desde antes de crear el mundo Dios nos eligió, por medio de Cristo, para que fuéramos solo de él y viviéramos sin pecado. Dios nos amó tanto que
Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes.
Si obedecen a Dios y lo adoran tal como les he enseñado, llegarán a ser un pueblo muy grande. Disfrutarán de esta tierra, tal como nuestro Dios se lo prometió a nuestros antepasados. ¡Es tan fértil que siempre hay abundancia de alimentos!
Queridos hermanos en Cristo, nosotros les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada, y ustedes en verdad viven así. Ahora les rogamos y los animamos, de parte del Señor Jesús, a que se esfuercen cada vez más por seguir viviendo así.
Porque Dios no nos ha llamado a seguir pecando, sino a vivir una vida santa.
Pero nosotros siempre debemos darle gracias a Dios por ustedes. Dios los ama, y los eligió desde un principio para que se salvaran del castigo. Los eligió por medio del Espíritu que los separó para él, y porque ustedes aceptaron la buena noticia.
Dios nos salvó y nos eligió para que seamos parte de su pueblo santo. No hicimos nada para merecerlo, sino que Dios, por su gran amor, así lo planeó. Dios ya nos amaba desde antes de crear el mundo, pues desde entonces pertenecíamos a Cristo Jesús.