Al son de mis gemidos La piel° se me pega a los huesos.
Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne.
Por mi gemir, quedé reducido a piel y huesos.
con lo fuerte de mis sollozos, a través de la piel se ven mis huesos.
Abatido, como la hierba, mi corazón se seca y hasta de comer mi pan me olvido.
Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
5 (6) ¡Es muy grande mi angustia!
Brota como una flor, pero es cortado, Pasa como una sombra, y desaparece.
Mi piel y mi carne se pegan a mis huesos, Y he escapado tan solo con la piel de mis dientes.
Estoy agotado de tanto gemir, Todas las noches inundo° mi lecho; Con mis lágrimas empapo mi cama.
¡Apartaos de mí todos vosotros, los que hacéis iniquidad! Porque YHVH ha oído la voz de mi llanto,
A la mañana reverdece y florece, A la tarde se marchita y se seca.
El corazón alegre es una buena medicina, Pero el espíritu quebrantado seca los huesos.
j Hoy sus rostros son más negros que el hollín, Y en las calles no se los reconoce; Su piel se ha pegado a sus huesos, está seca como un leño.
Y así hacía de año en año, irritándola cuando subía a la casa de YHVH; y ella lloraba y no comía.