El que mide sus palabras sabe lo que hace, No se acalora el hombre prudente.
El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido.
El verdadero sabio emplea pocas palabras; la persona con entendimiento es serena.
El hombre con experiencia no habla demasiado, el inteligente se toma su tiempo antes de hablar.
Quien ahorra palabras domina la ciencia, el hombre reservado es inteligente.
El que reserva sus palabras tiene sabiduría; de excelente espíritu es el hombre entendido.
Hablar poco es de sabios; la gente inteligente mantiene la calma.
En las muchas palabras no falta pecado, Pero el que refrena sus labios es prudente.
El que tarda en airarse es rico en entendimiento, Pero el impaciente de espíritu exalta la necedad.
La mente honrada medita la respuesta, Pero la boca del inicuo derrama cosas malas.
Más vale paciencia que valentía, Y dominarse que conquistar una ciudad.
Las palabras de los sabios dichas en quietud, son más aceptables que el vociferar de un soberano entre los necios.
Sabed,° mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;
Y el fruto de justicia es sembrado en paz para los que hacen la paz.
Porque todos ofendemos muchas veces; si alguno no ofende de palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.