Pero, ¿soy íntegro? ¡Ni yo mismo me conozco!° ¡Desprecio mi vida!
Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo; Despreciaría mi vida.
»Soy inocente, pero para mí no marca ninguna diferencia; desprecio mi vida.
Pero, ¿realmente soy bueno? ¡Ni yo mismo lo sé! ¡La vida no tiene sentido!
Pero ¿soy inocente? Yo mismo lo ignoro. ¡Desprecio mi vida!
Bien que yo fuese íntegro, no conocería mi alma: Despreciaría mi vida.
»No tengo nada de qué arrepentirme, pero eso ya no importa; ¡estoy cansado de esta vida!
Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job, y era aquel varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal.
A sabiendas de que no soy culpable, Y que no hay quien libre de tu mano?
Yo: objeto de risa para su amigo, ¡El que clamaba a Dios y le respondía! ¡El justo y el perfecto, ha venido a ser bufón!
He aquí, he preparado mi defensa,° Y sé que soy inocente.
Limpio soy, sin transgresión. Soy puro, y no hay iniquidad en mí.
¡Que Dios se dignara aplastarme, Y soltara su mano para acabar conmigo!
¿Por qué no quitas mis pecados y haces que pase mi iniquidad? Porque en breve me acostaré en el polvo, Me buscarás, pero no existiré.
A quien yo, por recto que fuera, no osaría responder, Antes bien, imploraría la clemencia de mi Juez.
El que confía en su propio corazón es un necio, Pero el que anda en sabiduría será librado.
porque aunque de nada me acusa mi conciencia, no por eso soy justificado, pues el que me juzga es el Señor.
pues si nuestro corazón nos condena, mayor que nuestro corazón es Dios,° y Él conoce todas las cosas.