Pero al sacerdote Abiatar dijo el rey: Aunque eres digno de muerte,° retírate a tus campos en Anatot, no te mataré hoy, porque has cargado el Arca de Adonay YHVH delante de mi padre David, y has participado en todo aquello que mi padre sufrió.
Isaías 10:30 - La Biblia Textual 3a Edicion ¡Clama a gran voz, Bat-Galim!° ¡Escúchala, Lais! ¡Oh pobre Anatot! Matoleo zaidiBiblia Reina Valera 1960 Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. Biblia Nueva Traducción Viviente Griten de terror, gente de Galim. Grítenle una advertencia a Lais. ¡Oh, pobre Anatot! Biblia Católica (Latinoamericana) Grita, hija de Galim; escúchala, Lais; respóndele, Anatot. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Grita fuerte, Bat Galín! ¡Atiende, Lais! ¡Respóndele, Anatot! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Se escuchan gritos de Bat Galim, de Laisa, y de Anatot. |
Pero al sacerdote Abiatar dijo el rey: Aunque eres digno de muerte,° retírate a tus campos en Anatot, no te mataré hoy, porque has cargado el Arca de Adonay YHVH delante de mi padre David, y has participado en todo aquello que mi padre sufrió.
Palabras de Jeremías ben° Hilcías, uno de los sacerdotes que habitaban en Anatot, en tierra de Benjamín,
Y conforme a la palabra de YHVH, Hanameel, hijo de mi tío, vino a mí al atrio de la guardia, y me dijo: Te ruego que compres mi heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque el derecho de heredad es tuyo, y a ti corresponde el rescate: cómprala para ti. Y yo comprendí que era palabra de YHVH.
Y llamaron a la ciudad Dan, por el nombre de su padre e hijo de Israel. Sin embargo el nombre de la ciudad había sido Lais.
Partieron pues los cinco hombres y llegaron a Lais, y vieron que la población que había en ella vivía con seguridad, a la manera de los sidonios, tranquilos y confiados, porque no había en aquella tierra nadie que los perturbara en cosa alguna, ni quien se enseñoreara de ellos, y estaban lejos de los sidonios y no tenían trato con nadie.
Por su parte, Saúl había dado su hija Mical, mujer de David, a Palti ben Lais, natural de Galim.