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Números 18:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Dijo el Señor asimismo a Aarón: Mira que te tengo dada la custodia de mis primicias. Todas las cosas que son ofrecidas por los hijos de Israel, las he traspasado a ti y a tus hijos por razón del ministerio sacerdotal, en decreto perpetuo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 El Señor le dio más instrucciones a Aarón: «Yo mismo te he puesto a cargo de todas las ofrendas sagradas que me trae el pueblo de Israel. A ti y a tus hijos les he dado todas estas ofrendas consagradas como su porción perpetua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé dijo a Aarón: 'Te doy la parte que se reserva para mí de todas las ofrendas de los israelitas. Te la doy debido a la consagración que recibieron tú y tus hijos: es una ley perpetua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y habló YHVH a Aarón: He aquí, Yo te he dado la custodia de mis ofrendas alzadas. Todas las cosas que los hijos de Israel consagran te las he dado a ti y a tus hijos en virtud de la unción, por estatuto perpetuo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Dijo Yahveh a Aarón: 'Yo te encomiendo la custodia de lo que debe reservarse para mí de todas las ofrendas sagradas de los israelitas; y te las entrego a ti, a causa de la unción, y también a tus hijos, por ley perpetua.

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Números 18:8
32 Перекрёстные ссылки  

Es de advertir que no se metía en el templo del Señor el dinero ofrecido por los delitos, o por los pecados, pues éste era propio de los sacerdotes.


Mandó asimismo al pueblo establecido en Jerusalén que diese a los sacerdotes y levitas sus porciones a fin de que pudiesen ocuparse en las cosas de la ley del Señor.


Promulgado el edicto al pueblo, al instante los hijos de Israel ofrecieron gran cantidad de primicia de trigo, de vino y de aceite, y también de miel; y ofrecieron el diezmo de cuanto produce la tierra.


de los que usarán Aarón y sus hijos al entrar en el Tabernáculo del Testimonio, o al acercarse al altar para servir en el santuario, a fin de que no mueran como reos de transgresión. Estatuto perpetuo será éste para Aarón y su posteridad.


Y tomando de la sangre vertida sobre el altar y del óleo de la consagración, rociarás a Aarón y sus vestiduras, y a los hijos también y a las vestiduras suyas. Y consagrados así ellos y sus ornamentos,


inmolado para la consagración de Aarón y de sus hijos, y serán la porción de Aarón y de sus hijos por derecho perpetuo en las oblaciones de los hijos de Israel, porque son como las primicias y lo primero de las víctimas pacíficas que ofrecen ellos al Señor.


Las vestiduras santas de que ha de usar Aarón, las tendrán sus hijos después de su muerte, para que revestidos con ellas sean ungidos y consagradas sus manos.


los revestirás de los ornamentos sagrados para que sean mis ministros; y será su unción para sacerdocio sempiterno.


Llegará el rey de Asiria hasta Ayat, pasará a Magrón, en Macmas depositará su carga.


El sumo sacerdote, esto es, el sacerdote máximo entre sus hermanos, sobre cuya cabeza se derramó el óleo de la unción, y cuyas manos fueron consagradas para ejercer el sacerdocio, y que fue revestido de los sagrados ornamentos, no descubrirá su cabeza, no rasgará sus vestiduras,


Los cuales elevados por el sacerdote ante el Señor con los panes de las primicias, servirán para uso suyo.


La parte restante de la flor de harina la comerán sin levadura Aarón y sus hijos, y la comerán en el lugar santo del atrio del Tabernáculo.


Solamente los varones del linaje de Aarón la comerán. Será esta ley perpetua en los sacrificios del Señor, que pasará entre vosotros de generación en generación. Todo el que tocare estas cosas será santificado.


Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos deben ofrecer a Dios en el día de su consagración: ofrecerán en sacrificio perpetuo la décima parte de un efi de flor de harina, la mitad por la mañana y la otra mitad por la tarde;


El sacerdote que la ofrece, la comerá en el lugar santo, en el atrio del Tabernáculo.


uno de éstos se ofrecerá por primicias al Señor, y será del sacerdote que derramare la sangre de la víctima,


Habló también el Señor a Moisés, diciendo:


Todos los varones del linaje sacerdotal comerán de estas carnes en el lugar santo, como son cosa sacrosanta.


Al fin cogiendo el ungüento u óleo de la consagración, y la sangre puesta sobre el altar, roció a Aarón y sus vestiduras, e igualmente a sus hijos y las de éstos.


Estas, pues, son las cosas que recibirás de las quye son consagradas y ofrecidas al Señor: Toda ofrenda y sacfrificio y todo cuanto se me ofrece por pecado y por delito, como que es cosa destinada al santuario, será tuyo y de tus hijos.


Asimismo todas las primicias que ofrecen los hijos de Israel, pertenecen al sacerdote;


¿No sabéis que los que sirven en el templo, se mantienen de lo que es del templo, y que los que sirven al altar, participan de las ofrendas?


En el lugar que Dios vuestro Señor eligiere para que allí esté su Nombre o Tabernáculo; allá habéis de llevar todas las cosas que os prescribo, los holocaustos, y los sacrificios, y los diezmos, y las primicias del trabajo de vuestras manos, y todo lo precioso de los dones que prometisteis con voto al Señor.


y en aquel lugar ofreceréis vuestros holocaustos y víctimas, los diezmos y las primicias de las obras de vuestras manos, y los votos y donativos, y los primerizos de las vacas y ovejas.


Los sacerdotes y levitas, y cuantos son de esa tribu, no tendrán parte ni herencia entre los demás hijos de Israel; porque se han de sustentar de los sacrificios del Señor y de sus ofrendas;


Y dirás en presencia del Señor Dios tuyo: Yo he tomado de mi casa lo que fue consagrado al Señor, y dádolo al levita y al forastero, y al huérfano y a la viuda, como me tienes mandado: no he traspasado tus mandamientos, ni olvidádome de tus preceptos.


Y en otro lugar se dice del hijo de Dios: Tú eres, ¡oh Señor!, el que al principio fundó la tierra, y obras de tus manos son los cielos,


No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo.


En fin, hijitos míos, permaneced en él; para que cuando venga, estemos confiados, y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.


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