Lucas 1:19 - Biblia Torres Amat 1825

¹⁹ El ángel replicándole dijo: Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a hablarte y a traerte esta feliz nueva.

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Biblia Reina Valera 1960

¹⁹ Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁹ Entonces el ángel dijo: —¡Yo soy Gabriel! Estoy en la presencia misma de Dios. ¡Fue él quien me envió a darte esta buena noticia!

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁹ El ángel contestó: 'Yo soy Gabriel, el que tiene entrada al consejo de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁹ Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,° que asisto en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y anunciarte estas buenas nuevas.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁹ El ángel le contestó: 'Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios; y he sido enviado para hablar contigo y anunciarte esta buena noticia.

Lucas 1:19 Перекрёстные ссылки

Daniel 8:16

Y oí la voz de un varón de dentro de la puerta de Ulai, el cual exclamó, diciendo: Gabriel, explícale a éste la visión.

Mateo 18:10

Mirad que no despreciéis a alguno de estos pequeñitos; porque os hago saber que sus ángeles en los cielos están siempre viendo la cara de mi Padre celestial.

Lucas 1:20

Y desde ahora quedarás mudo, y no podrás hablar, hasta el día en que sucedan estas cosas, por cuanto no has creído a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

Lucas 1:26

Estando ya Isabel en su sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea,

Lucas 2:10

Les dijo entonces el ángel: No tenéis que temer; pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo,

Lucas 21:36

Velad, pues, orando en todo tiempo, a fin de merecer el evitar todos estos males venideros, y comparecer ante el Hijo del hombre.

Hebreos 4:14

Pues no es tal nuestro sumo sacerdote que sea incapaz de compadecerse de nuestras miserias, habiendo voluntariamente experimentado todas las tentaciones y debilidades, a excepción del pecado, por razón de la semejanza con nosotros en el ser de hombre.