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2 Samuel 22:44 - Biblia Torres Amat 1825

44 Tú me libertarás, Señor, de las contradicciones de mi pueblo; me conservarás para que sea yo la cabeza de las naciones; un pueblo a quien no conozco me servirá.

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Больше версий

Biblia Reina Valera 1960

44 Me has librado de las contiendas del pueblo; Me guardaste para que fuese cabeza de naciones; Pueblo que yo no conocía me servirá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

44 »Me diste la victoria sobre los que me acusaban. Me preservaste como gobernante de naciones; ahora me sirve gente que ni siquiera conozco.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

44 Me libras de las demandas de mi pueblo. Me pones a la cabeza de las naciones, pueblos que no conocía me obedecen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

44 Tú también me has librado de las contiendas de mi pueblo; Me guardaste para ser cabeza de naciones; Pueblo que yo no conocía me servirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

44 Tú me libras de chusmas en motín, y me pones al frente de naciones: pueblos ignotos me rinden pleitesía.

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2 Samuel 22:44
26 Перекрёстные ссылки  

De esta suerte ganó el corazón de todos los varones de Judá, como si fuesen un solo hombre, y unánimemente enviaron a decir al rey: Vuelve con todos los tuyos.


Además todo el pueblo esparcido por todas las tribus de Israel, a competencia decía: El rey nos libró del poder de nuestros enemigos, él nos salvó de las manos de los filisteos; y ahora ha tenido que huir de esta tierra por causa de Absalón.


En efecto, se presentó la mujer donde estaba todo el pueblo; y les habló con tanta cordura, que cortando ellos la cabeza a Seba, hijo de Bocri, se la arrojaron a Joab; el cual tocó la retirada, y regresaron las tropas cada cual a su casa. Joab volvió a Jerusalén , cerca del rey.


Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de Saúl iba decayendo cada día.


Después de esto se presentaron todas las tribus de Israel a David en Hebrón, diciendo: Aquí nos tienes; hueso tuyo y carne tuya somos.


Ejercerá su juicio en medio de las naciones; consumará su ruina, y estrellará contra el suelo las orgullosas cabezas de muchísimos.


Tú, Dios mío, me librarás de las contradicciones del pueblo; tú me constituirás caudillo de las naciones.


Pídeme, y te daré las naciones en herencia tuya, y extenderé tu dominio hasta los extremos de la tierra.


He aquí que yo voy a presentarle por testigo de mi verdad a los pueblos, y por caudillo, y por maestro o legislador a las naciones.


He aquí que entonces, tú, ¡oh Jerusalén !, llamarás al pueblo gentil que tú no reconocías; y las naciones que no te conocían correrán a ti por amor del Señor Dios tuyo, y del Santo de Israel que te habrá llenado de gloria.


Puesto que la nación y el reino que a ti no se sujetare, perecerá, y tales gentes serán destruidas y asoladas.


Han venido a buscarme aquellos que antes no preguntaban por mí, me han hallado aquellos que no me buscaron. Yo he dicho a una nación que no invocaba mi Nombre: Aquí estoy, heme aquí.


Y le dio éste la potestad, el honor y el reino; y todos los pueblos, tribus y lenguas le servían a él; la potestad suya es potestad eterna que no le será quitada, y su reino es indestructible.


Y la sembraré yo para mí como preciosa simiente sobre la tierra, porque me apiadaré de aquella nación que fue llamada: No más misericordia. Y al que dije que no era mi pueblo, le diré: Pueblo mío eres tú; y él dirá: Tú eres mi Dios.


Así mismo dice Isaías: De la estirpe de Jesé nacerá aquel que ha de gobernar las naciones, y las naciones esperarán en él.


conforme a lo que dice por Oseas: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo; y amado, al que no era amado; y objeto de misericordia, al que no había conseguido misericordia.


El Señor te pondrá siempre a la cabeza de los pueblos, y no detrás de ellos, y estarás siempre encima, y no debajo; con tal que obedez-cas los mandamientos del Señor Dios tuyo, que te prescribo yo en este día, y los guardes y cumplas,


Aquí los veinticuatro ancianos, que están sentados en sus tronos en la presencia de Dios, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo:


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