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1 Samuel 10:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después le besó y le dijo: '¿No es Yahveh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahveh te ha ungido por jefe de su heredad:

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Biblia Reina Valera 1960

1 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el Señor te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Samuel tomó su alcuza de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl, luego lo abrazó y le dijo: 'Yavé te ha consagrado como jefe de su pueblo Israel. Tú gobernarás el pueblo de Yavé y tú lo librarás de las manos de sus enemigos. ¿Quieres estar seguro de que Yavé te consagró como jefe de su heredad? Estas serán las señales:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y tomó Samuel la redoma de aceite y la derramó sobre la cabeza de él, y lo besó y le dijo: ¿No es que YHVH te ha ungido para ser príncipe sobre su heredad?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Tomando entonces Samuel un frasco de aceite, lo derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová para que seas capitán sobre su heredad?

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1 Samuel 10:1
38 Перекрёстные ссылки  

Tomó Samuel el cuerno del aceite y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y el espíritu de Yahveh se apoderó de David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá.


de detrás de las ovejas lo llevó a apacentar su pueblo de Jacob, su heredad de Israel.


'Mañana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín: tú lo ungirás por jefe de mi pueblo Israel; él será quien salve a mi pueblo de las manos de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí'.


no sea que se enoje y perdáis vuestros caminos, pues su ira se enciende en un momento. ¡Dichosos los que en él buscan abrigo!


Luego pidieron un rey, y Dios les concedió a Saúl, hijo de Cis, hombre de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años.


Pero líbreme Yahveh de poner mi mano sobre el ungido de Yahveh. Toma ahora la lanza que está a su cabecera y el jarro de agua, y vámonos'.


la parte de Yahveh fue su pueblo, Jacob, la porción de su heredad.


'Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: así habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: 'He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres días podrás subir al templo de Yahveh.


El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: 'Cíñete la cintura, toma esta alcuza de aceite en la mano y vete a Ramot de Galaad.


Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron ante el Cordero. Cada uno de ello tenía una citara y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo santo.


Porque convenía que aquel que es origen y fin de todo, al conducir a la gloria a la multitud de los hijos, llevara al autor de esta salvación hasta la perfección por medio del sufrimiento.


Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo.


Ahora continúan pecando, se funden imágenes de plata, se inventan ídolos, obras de simple artesanía. Les sacrifican corderos. ¡Hombres dan besos a becerros!


No es como la de éstos la porción de Jacob, porque él es quien formó el universo, y su tribu hereditaria es Israel. Yahveh Sebaot es su nombre.


A Jacob eligió él para sí, a Israel para ser su propiedad.


Pero me reservaré en Israel a siete mil: son todos aquellos cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y todos aquellos cuyos labios no lo besaron'.


Respondió el rey: 'Que venga conmigo Quinhán, y yo haré en favor suyo lo que mejor te pareciere, pues te concederé todo lo que me pidas'.


Ya antes, cuando reinaba sobre nosotros Saúl, eras tú quien dirigías las expediciones de Israel; y además Yahveh te ha dicho: 'Tú apacentarás a mi pueblo Israel; tú serás el caudillo de Israel''.


Pero después se le aceleró el pulso del corazón a David por haber cortado la orla del manto de Saúl.


Pero ahora tu reinado no se consolidará. Yahveh se ha buscado un hombre según su corazón y lo ha establecido por caudillo de su pueblo, ya que no has cumplido lo que Yahveh te ordenó'.


Sin embargo, el pueblo no quiso escuchar las palabras de Samuel sino que le respondió: '¡A pesar de todo, queremos tener un rey!


Sin embargo, atiende su petición; pero adviérteles claramente y hazles saber cuáles serán los derechos del rey que va a reinar sobre ellos'.


Por Yahveh quebrantados serán sus rivales, contra ellos tronará desde los cielos. Yahveh juzgará los confines de la tierra; él dará el poderío a su rey y exaltará el poder de su ungido'.


'Procúrate perfumes de la mejor calidad: quinientos siclos de mirra virgen; la mitad, o sea, doscientos cincuenta, de cinamomo aromático y doscientos cincuenta de caña aromática;


Cuando bajaban por el extremo de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: 'Dile al criado que pase delante de nosotros -y pasó-, pero tú detente ahora, pues te voy a comunicar un mensaje de Dios'.


Aquí me tenéis. Atestiguad contra mí ante Yahveh y ante su ungido. ¿A quién quité yo el buey o el asno? ¿A quién oprimí? ¿A quién perjudiqué? ¿De quién acepté soborno para cerrar los ojos? Estoy dispuesto a restituiros'.


Samuel dijo a Saúl: 'Yahveh me ha enviado para ungirte rey sobre su pueblo, sobre Israel. Ahora escucha lo que dice Yahveh:


Yahveh dijo a Samuel: '¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, una vez que yo lo he rechazado para que no sea rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete adonde te envío, a la casa de Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí'.


Pero David respondió a Abisay: 'No lo mates; pues ¿quién que haya puesto su mano sobre el ungido de Yahveh puede permanecer impune?'.


Y David le intimó: '¿Cómo no has sentido temor de levantar tu mano para matar al ungido de Yahveh?'.


Y allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán por rey de Israel. Haréis sonar la trompeta y gritaréis: '¡Viva el rey Salomón!'.


Estabas adornada con oro y plata, y tu vestido era de lino fino, de seda y recamado. Flor de harina, miel y aceite fueron tu alimento. Eras cada día más hermosa y tenías el esplendor de una reina.


Entonces dijo Samuel: '¿No es verdad que, aunque tú te considerabas pequeño a tus propios ojos, has llegado a ser el jefe de las tribus de Israel, y Yahveh te ha ungido rey de Israel?


Soy una de las ciudades más pacíficas y fieles de Israel; sin embargo, tú intentas traer la muerte a una ciudad que es una metrópoli en Israel. ¿Por qué quieres aniquilar la heredad de Yahveh?'.


Pero replicaron: '¡No es verdad! Cuéntanos'. Dijo él entonces: 'Esto y esto me ha dicho: así habla Yahveh: yo te unjo por rey de Israel'.


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