Proverbios 17:24 - Biblia Nacar-Colunga

²⁴ El cuerdo tiene ante los ojos la sabiduría; los ojos del necio se van hasta los confines de la tierra.'

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Biblia Reina Valera 1960

²⁴ En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁴ Los sensatos mantienen sus ojos en la sabiduría, pero los ojos del necio vagan por los confines de la tierra.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁴ El hombre inteligente tiene los ojos fijos en la sabiduría, las miradas del tonto vagabundean por los cuatro rincones del mundo.

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁴ En el rostro del inteligente se muestra la sabiduría, Pero los ojos del necio vagan al infinito.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁴ El sensato tiene ante sí la sabiduría, el necio husmea los confines de la tierra.

Proverbios 17:24 Перекрёстные ссылки

Eclesiastés 2:14

El sabio tiene los ojos en la frente, mas el necio anda en tinieblas. Vi también que una es la suerte de ambos.

Eclesiastés 8:1

¿Quién como el sabio? ¿Quién como el que sabe explicar las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro y quita aspereza a su semblante.

1 Juan 2:16

Porque todo lo que hay en el mundo, concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida, no viene del Padre, sino que procede del mundo.

Eclesiastés 6:9

Mejor es tener que perderse en deseos, y también esto es vanidad y persecución del viento.

Proverbios 14:6

Busca el petulante la sabiduría, pero nada; mas para el prudente es fácil alcanzarla,'

Juan 7:17

Quien quisiere hacer la voluntad de El, conocerá si mi doctrina es de Dios o si es mía.

Proverbios 23:5

Pones en ello tus ojos y desaparece luego, pues toma luego el vuelo y, como águila, se remonta al cielo.

Proverbios 15:14

El corazón prudente busca la sabiduría, pero la boca del necio se complace en la necedad.

Salmos 119:37

Haz que pasen sin ver la vanidad mis ojos, dame la vida con tu palabra.

Proverbios 17:25

El hijo necio es el tormento de su padre y la amargura de la que le engendró.