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Proverbios 1:22 - Biblia Nacar-Colunga

22 ¿Hasta cuándo, simples, amaréis la simpleza, y, petulantes, os complaceréis en la petulancia, y aborreceréis, necios, la disciplina?

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Biblia Reina Valera 1960

22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia? Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas? Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 ¿Por cuánto tiempo más, gente insignificante, preferirán sus estupideces? ¿Hasta cuándo los burlones se entretendrán con sus mofas y la gente estúpida se negará a saber?

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Oh simples ¿hasta cuándo amaréis la simpleza, Y vosotros, insolentes, os complaceréis en la insolencia, Y vosotros, insensatos, aborreceréis el saber?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 ¿Hasta cuándo, inexpertos, amaréis la inexperiencia, vosotros, insolentes gozaréis con la insolencia, y los necios a la ciencia tendréis odio?

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Proverbios 1:22
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y hayas de exclamar: Ay de mí, que odié la disciplina y no di oídos a los que me adoctrinaban!


por haber despreciado la sabiduría y no haber seguido el temor de Yahvé,


Bienaventurado el varón que no anda en consejo de impíos, ni en las sendas de los pecadores se detiene, ni se sienta en tertulia de mofadores.


Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que escucha diga: Ven. Y el que tenga sed, venga, y el que quiera tome gratis el agua de la vida.


Y, ante todo, debéis saber cómo en los postreros días vendrán con sus burlas escarnecedores, que viven según sus propias concupiscencias


Porque todo el que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz por que tus obras no sean reprendidas.


¡Si al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya! Pero ahora está oculto a tus ojos.


Id y aprended qué significa “Prefiero la misericordia al sacrificio.” Porque no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores.


Por el castigo del petulante aprende el inexperto; el sabio de la corrección saca ciencia.'


Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos, a la manera que la gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no quisiste!


Jesús respondió: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? Traédmelo acá.


Los castigos son para los petulantes, y los azotes para las espaldas de los necios.


El pe-Bulante no quiere que le corrijan; por eso no va con los sabios.'


Busca el petulante la sabiduría, pero nada; mas para el prudente es fácil alcanzarla,'


Entended, ¡oh simples! la cordura, y vosotros, necios, entrad en la discreción.


y vi entre los simples un joven, entre los mancebos un falto de juicio,


¿Hasta cuándo, perezoso, dormirás, cuándo despertarás de tu sueño?


Escarnece a los escarnecedores y da su gracia a los humildes.


El principio de la sabiduría es el temor de Yahvé; son necios quienes desprecian la sabiduría y la disciplina.'


para dar prudencia a los inexpertos, perspicacia y circunspección a los jóvenes.


Entended, necios del pueblo; vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis cuerdos?'


¿Qué hombre hay como Job, que bebe la burla como agua,


“¿Hasta cuándo voy a estar oyendo lo que contra mí murmura esta turba depravada, las quejas contra mí de los hijos de Israel?


Y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandatos y mis leyes?


Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron: “Así habla Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo no querrás someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me sacrifique.


Clama encima de los muros, en las entradas de las puertas, en la ciudad, y va diciendo:


Porque ese desvío llevará a los simples a la muerte, y la prosperidad de los necios los perderá.


Insolente es el nombre del soberbio y presuntuoso, que obra con orgullo excesivo.


El cuerdo ve el peligro y se esconde, pero el necio sigue adelante y la paga.


Limpia de maldades tu corazón, Jerusalén, para que puedas ser salva. ¿Hasta cuándo se albergarán en tu interior tus perversos pensamientos?


tus adulterios y tus gritos de lujuria, tus execrables fornicaciones. Sobre los collados del campo he visto tus torpezas. ¡Ay de ti, Jerusalén, que no te limpias! ¿Hasta cuándo aún?


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