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Miqueas 3:11 - Biblia Nacar-Colunga

11 Sus cabezas sentencian por cohecho, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas adivinan por dinero y se apoyan sobre Yahvé, diciendo: “¿No está entre nosotros Yahvé? ¡No nos sobrevendrá la desventura!”

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Biblia Reina Valera 1960

11 Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos; ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del Señor. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes— porque el Señor está entre nosotros».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Sus gobernantes se dejan comprar para dar una sentencia; sus sacerdotes cobran por una decisión; sus profetas sólo vaticinan si se les paga. Y todos se sienten tan seguros de Yavé que dicen: Si el Señor está con nosotros, ¿qué desgracia nos puede pasar?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Sus magistrados juzgan por soborno, Sus sacerdotes adoctrinan por la paga, Sus profetas adivinan por dinero, Y con todo, se apoyan en YHVH diciendo: ¿Acaso no está YHVH en medio de nosotros? ¡No nos sobrevendrá pues ningún mal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.

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Miqueas 3:11
39 Перекрёстные ссылки  

Porque, desde el pequeño al grande, todos están ávidos de rapiña; desde el profeta al sacerdote, todos cometen fraude.'


tus príncipes son prevaricadores y compañeros de bandidos* Todos aman el soborno y van tras los presentes. No hacen justicia al huérfano, y la causa de la viuda no tiene acceso a ellos.


Así habla Yahvé contra los profetas que descarrían a mi pueblo, que muerden con sus dientes mientras claman: “Paz,”y al que no les pone algo en la boca, le declaran la guerra santa.


No pongáis vuestra confianza en palabras engañosas, diciendo: ¡Oh el templo de Yahvé, el templo de Yahvé! ¡Éste es el templo de Yahvé!


Apacentad el rebaño de Dios que os ha sido confiado, no por fuerza, sino con blandura, según Dios; ni por sórdido lucro, sino con prontitud de ánimo;'


a los cuales es preciso tapar la boca, que revuelven del todo las casas, enseñando lo que no deben, llevados del deseo de torpe ganancia.


Las manos están prontas a hacer diestramente el mal: El príncipe reclama, el juez (sentencia) por cohecho, y el grande sentencia a su capricho,


porque llevan el nombre de la ciudad santa y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos.


Por eso daré sus mujeres a extraños, sus campos a otros propietarios, porque, desde el pequeño al grande, todos se llenaron de rapiñas; desde el profeta al sacerdote, todos se dieron al fraude,'


Pero los hijos de Samuel no siguieron los caminos de éste, sino que se apartaban de ellos por avaricia, recibiendo presentes y violando la justicia.


Moisés, muy enojado, dijo a Yahvé: “No atiendas a su oblación. Ni un asno siquiera he tomado yo de ellos; a nadie he perjudicado.”


Ay de ellos, que han seguido la senda de Caín y se dejaron seducir del error de Balam por la recompensa y perecieron en la rebelión de Coré!


no dado al vino ni pendenciero, sino ecuánime, pacífico, no codicioso;'


A la espada perecerán todos los pecadores de mi pueblo, los cuales dicen: “No se acercará ni nos sorprenderá la desdicha.”


Su vino se les ha subido (a la cabeza), se han dado a la fornicación; a la gloria de Yahvé han preferido la ignominia.'


Son perros voraces, insaciables; son pastores que no entienden, siguen cada uno su camino, cada cual busca su interés.'


y no os forjéis ilusiones diciéndoos: Tenemos a Abraham por padre. Porque yo os digo que Dios puede hacer de estas piedras hijos de Abraham.


¡Oh si alguno de vosotros cerrara las puertas y no encendierais en vano el fuego de mi altar! No tengo en vosotros complacencia alguna, dice Yahvé de los ejércitos; no me son gratas las ofrendas de vuestras manos.'


Sus príncipes son en medio de ella rugientes leones; sus jueces, lobos nocturnos, que no dejan nada que roer para la mañana.'


sus príncipes son como lobos, que despedazan la presa, derramando sangre, destruyendo las almas, para dar pábulo a su avaricia.


Hay en ti quien recibe dones para derramar sangre; exiges usura e intereses, despojas con violencia al prójimo, y a mí me olvidas, dice el Señor, Yahvé.'


El inicuo acepta dádivas para torcer el derecho.


de los que por cohecho dan por justo lo impío, y quitan al justo su justicia


Dicen a los que se burlan de la palabra de Yahvé: “Paz, tendréis paz,” y a todos los que siguen la obstinación de su corazón les dicen: No vendrá sobre vosotros ningún mal.


Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa de Yahvé.


Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza diciéndoles: Así habla el Señor, Yahvé: Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! Los pastores ¿no son para apacentar el rebaño?


Se alimentan de los pecados de mi pueblo y codician sus iniquidades. Y lo que del pueblo será, eso será también del sacerdote. Yo los castigaré según sus caminos y los retribuiré según sus obras.


Buscad el bien y no el mal, para que viváis, y así Yahvé, Dios de los ejércitos, será con vosotros, como afirmáis.


Por tanto, también yo os he hecho a vosotros despreciables y viles para todo el pueblo, a la medida en que vosotros no habéis seguido mis caminos ni habéis tenido en cuenta mi Ley.


Fueron, pues, ancianos de Moab y ancianos de Madián, llevando en sus manos el precio del conjuro, y, llegados a Balaam, le transmitieron las palabras de Balac.


Renegaron de Yahvé, y dijeron: No es El, ni vendrá sobre nosotros ningún mal, no veremos guerra ni hambre.


Sus profetas son fanfarrones y pérfidos, sus sacerdotes profanan las cosas santas y violan la Ley.


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