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Marcos 16:9 - Biblia Nacar-Colunga

9 Resucitado Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Después de que Jesús resucitó el domingo por la mañana temprano, la primera persona que lo vio fue María Magdalena, la mujer de quien él había expulsado siete demonios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la semana. Se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 [[9-20]]°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Habiendo resucitado al amanecer, en el primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.

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Marcos 16:9
12 Перекрёстные ссылки  

y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades. María llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios;'


y vio a dos ángeles vestidos de blanco, uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús.


María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía.


Eran María la Magdalena, Juana y María de Santiago y las demás que estaban con ellas. Dijeron esto a los apóstoles,


entre ellas María Magdalena y María la madre de Santiago y José y la madre de los hijos del Zebedeo.


Había también unas mujeres que de lejos le miraban, entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé,


fui arrebatado en espíritu el día del Señor y oí tras de mí una voz fuerte, como de trompeta, que decía:


El día primero de la semana, cada uno ponga aparte en su casa lo que bien le pareciere, de modo que no se hagan las colectas cuando yo vaya.


El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan, platicando con ellos Pablo, que debía partir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche.


Saliendo, huían del monumento, porque el temor y el espanto se habían apoderado de ellas y a nadie dijeron nada. Tal era el miedo que tenían.


Fue él a su señor y le dijo: “Esto y esto ha dicho una jovencita de tierra de Israel”;'


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