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Jeremías 44:10 - Biblia Nacar-Colunga

10 No se han arrepentido todavía hoy. No han tenido temor ni han seguido mis preceptos, los que os di a vosotros y a vuestros padres.

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Biblia Reina Valera 1960

10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Hasta este mismo instante no han mostrado remordimiento ni reverencia. Ninguno ha elegido obedecer mi palabra ni los decretos que les di a ustedes y a sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Hasta ahora no han sentido ningún arrepentimiento ni miedo, ni se han portado según la Ley y los mandamientos, que yo había publicado delante de ustedes y de sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Hasta el día de hoy no se han humillado, ni han tenido temor, ni han andado en mi Ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y de vuestros padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Hasta el día de hoy no se han arrepentido ni han temido ni han caminado según mi ley y mis normas, las que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres'.

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Jeremías 44:10
38 Перекрёстные ссылки  

Bienaventurado el hombre que persevera en el temor, pero el de duro corazón caerá en la desventura.


¿Quién no te temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, y todas las naciones vendrán y se postrarán delante de ti, pues tus fallos se han hecho manifiestos*


Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os ensalce.


Serán confundidos, porque hicieron abominaciones y no se avergonzaron, río conocen siquiera la vergüenza; por eso caerán con los caídos, al tiempo de la cuenta tropezarán, dice Yahvé.'


Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, y tú por la fe estás en pie. No te engrías, antes teMc.


Pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo: ¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios?


El centurión y los que con él guardaban a Jesús, viendo el terremoto y cuanto había sucedido, temieron sobremanera y se decían: Verdaderamente, éste era Hijo de Dios.


(20) Mas para vosotros, los que teméis mi nombre, se alzará un sol de justicia que traerá en sus alas la salud,y saldréis y brincaréis como terneros (que salen) del establo,


le dijo: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon por señal una “tau” en la frente de los que se duelen de todas las abominaciones que en. medio de ella se cometen.


No temieron ni rasgaron sus vestiduras ni el rey ni sus cortesanos que oyeron todas aquellas palabras.


¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? Pues a ti se te debe el temor, y no hay entre todos los sabios y en todos sus reinos nadie como tú.


Todo eso, mis manos lo hicieron; todo esto es mío, dice Yahvé. Y a éste es al que yo miro: I al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra.'


porque así dice el Altísimo, cuya morada es eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en un lugar elevado y santo, pero también con el contrito y humillado, para hacer revivir el espíritu de los humillados y reanimar los corazones contritos.


Con misericordia y verdad se repara el pecado, con el temor de Yahvé se aparta el hombre del mal.


El sabio es cauto y se aparta del mal; el necio se deja llevar de él fácilmente.'


[Temer a Dios es aborrecer el mal.] La soberbia, la arrogancia, el mal camino, la boca perversa, la detesto.


Abre tú, Señor, mis labios, y cantará mi boca tus alabanzas.


Sade. Clamaron (los justos), y Yahvé los oyó y los libró de todas sus angustias.


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado ante Dios al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; porque has rasgado tus vestiduras y has llorado ante Yahvé, también yo he oído, dice Yahvé,'


También su oración, y cómo fue oído, y todos sus pecados y prevaricaciones, los lugares donde edificó altos y puso “aseras” e ídolos antes de humillarse, todo está escrito en la historia de los videntes.


Cuando se vio en la angustia, oró a Yahvé, su Dios, humillándose grandemente ante el Dios de sus padres.


Pero Ezequías, después de haberse engreído su corazón, se humilló, y se humillaron con él los moradores de Jerusalén, y no vino sobre ellos la ira de Yahvé en los días de Ezequías.


por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado ante Yahvé al oír lo que yo he anunciado contra este lugar y contra sus habitantes, que serán objeto de espanto y de execración; por haber rasgado tus vestiduras y haber llorado ante mí, yo también te he oído a ti, dice Yahvé,'


“¿Has visto cómo se humilla Ajab ante mí? Porque se ha humillado ante mí, yo no haré venir el mal durante su vida; durante la vida de su hijo haré yo venir el mal sobre su casa.”


Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron: “Así habla Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo no querrás someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me sacrifique.


aunque sé que ni tú ni tus servidores teméis todavía a Yahvé, Dios.”


Te opones todavía como un muro entre mí y mi pueblo para no dejarle ir;'


No guardaron la alianza de Dios y rehusaron seguir su ley.


Serán confundidos por haber obrado abominablemente. Y no se avergüenzan. Por eso caerán entre los que caigan. Al tiempo de la cuenta resbalarán, oráculo de Yahvé.


Diles: Así dice Yahvé: Si no me escucháis, caminando según la ley que os he dado,


y, entrados en ella, la poseyeron, pero ellos escucharon tu voz ni anduvieron en tu ley, y no hicieron lo que mandaste hacer, y has llamado contra ellos esta desventura.


Por haber quemado incienso a los ídolos, pecando contra Yahvé, sin oír su voz ni seguir su ley, sus preceptos y sus amonestaciones, por eso han venido sobre vosotros todos esos males que hoy padecéis.


¿Quién entregó Jacob a los saqueadores, Israel a los despojadores? ¿No fue Yahvé contra quien hemos pecado, cuyos caminos no quisimos seguir, cuya ley no obedecimos?


¿No es la fidelidad, ¡oh Yahvé! lo que buscan tus ojos? Los has castigado, no se han dolido; los destruíste, pero rehusaron aceptar la corrección; tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.'


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