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Jeremías 4:10 - Biblia Nacar-Colunga

10 y exclamarán: ¡Ah Señor, Yahvé! Ciertamente has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: “Tendréis paz,” y la espada ha llegado hasta el alma.

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Больше версий

Biblia Reina Valera 1960

10 Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces dije: «Oh Señor Soberano, el pueblo ha sido engañado por lo que dijiste, porque prometiste paz para Jerusalén. ¡Sin embargo, la espada está en su cuello!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Y dirán: '¡Ah, Señor Yavé! ¡Mira cómo nos has engañado, cuando afirmabas: Ustedes vivirán en paz; mientras que ahora estamos con la espada al cuello!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 (Dije yo entonces: ¡Ah, Adonay YHVH!, ciertamente permitiste° que este pueblo y Jerusalem fuera engañado, cuando les decían: ¡Tendréis paz!, pues tenemos la espada al cuello.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Diré entonces: '¡Ah, Señor Yahveh!'. De verdad has engañado por completo a este pueblo y a Jerusalén, cuando decías: 'Tendréis paz', y la espada ha penetrado hasta el fondo del alma.

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Jeremías 4:10
21 Перекрёстные ссылки  

Renegaron de Yahvé, y dijeron: No es El, ni vendrá sobre nosotros ningún mal, no veremos guerra ni hambre.


Y yo protegeré a esta ciudad para salvarla por amor de mí y de mi siervo David.


Y como no procuraron conocer a Dios, Dios los entregó a su reprobo sentir, que los lleva a cometer torpezas


Por lo cual los entregó Dios a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra naturaleza;'


Por esto los entregó Dios a los deseos de su corazón, a la impureza, conque deshonran sus propios cuerpos,


Apenas había profetizado, cayó muerto Peltías, hijo de Banayas, y yo me eché rostro a tierra y grité con todas mis fuerzas: ¡Ah Señor! ¿vas a acabar del todo con lo que queda de Israel?


Sin. — Niños y viejos yacen por tierra en las calles. Mis doncellas y mis mancebos cayeron al filo de la espada. Has matado en el día de tu ira, has degollado sin piedad.


¡Ah Señor, Yahvé ! Tú has hecho los cielos y la tierra con tu gran poder y tu brazo extendido. ¡Nada es difícil a ti!


Dicen a los que se burlan de la palabra de Yahvé: “Paz, tendréis paz,” y a todos los que siguen la obstinación de su corazón les dicen: No vendrá sobre vosotros ningún mal.


y curaban las llagas de mi pueblo a la ligera, diciendo: “Paz, paz,” cuando no había paz.


Pretenden curar la desgracia de mi pueblo como cosa leve, diciendo: ¡Paz, paz! cuando no hay paz.


Esto es lo que te han traído tu conducta y tus acciones. He aquí que tu maldad es amarga, pues hiere tu corazón.


Y dije: ¡Ah Señor, Yahvé! He aquí que no sé hablar, pues soy un niño.


¿Por qué, ¡oh Yahvé! nos dejas errar fuera de tus caminos y endureces nuestro corazón contra tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, de las tribus de tu heredad.


Que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis cosas rectas; decidnos cosas halagüeñas, profetizadnos mentiras,'


porque esta vez voy a desencadenar mis plagas contra ti, contra tus servidores y contra tu pueblo, para que sepas que no hay como yo en toda la tierra.


Entonces Moisés se volvió a Yahvé, diciendo: “Señor, ¿por qué castigas a este pueblo? ¿Para qué me has enviado?


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