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Isaías 47:6 - Biblia Nacar-Colunga

6 Estaba yo airado contra mi pueblo, y dejé profanar mi heredad y la entregué en tus manos. Tú no tuviste piedad e hiciste pesar tu yugo sobre los ancianos.

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Больше версий

Biblia Reina Valera 1960

6 Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste compasión; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pues yo estaba enojado con mi pueblo escogido y lo castigué al dejar que cayera en tus manos. Sin embargo, tú, Babilonia, no les tuviste compasión. Hasta oprimiste a los ancianos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Me había enojado con mi pueblo y había rechazado a los míos. Los había entregado a tus manos, pero tú no tuviste compasión y, sobre el anciano, hiciste caer tu yugo aplastante.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Indignado contra mi pueblo, profané mi heredad, y la entregué en tu mano; No tuviste compasión de ellos; Abrumaste con tu yugo a los ancianos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad y los entregué en tus manos. Pero tú no te compadeciste de ellos. Sobre el anciano hiciste pesar tu yugo en demasía.

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Isaías 47:6
28 Перекрёстные ссылки  

y estoy muy airado contra las naciones que ahora están tranquilas, porque yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el mal.


Había un profeta de Yahvé llamado Oded, que fue al encuentro del ejército que volvía a Samaría y les dijo: “Yahvé, Dios de vuestros padres, en su cólera contra Judá, los ha entregado en vuestras manos, y vosotros los habéis matado con furor, que ha subido hasta el cielo.


gente de feroz aspecto, que no tiene miramientos con el anciano ni perdona al niño,


Por la mortandad, por la violencia infligida contra tu hermano Jacob, te cubrirá la vergüenza y serás extirpado para siempre.


Porque sin misericordia será juzgado el que no hace misericordia. La misericordia aventaja al juicio.


asoladas sean sus moradas, y no haya quien habite sus tiendas.


Como bebisteis vosotros (mi copa), los de mi monte santo, así beberán siempre todas las gentes. Beberán y sorberán, y serán como si no hubieran sido.


el que hacía del mundo un desierto, devastaba las ciudades y no liberaba a sus cautivos?


Yo le mandé contra una gente impía, le envié contra el pueblo objeto de mi furor, para que saquease e hiciera de él su botín y le pisase como se pisa el polvo de las calles.


porque con el juicio con que juzgareis seréis juzgados y con la medida con que midiereis se os medirá.


Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector!


Di a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: Mirad, voy a profanar mi santuario, gloria de vuestra fuerza, delicia de vuestros ojos y anhelo de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas caerán a la espada,'


Bet. — Destruyó el Señor sin piedad todos los pastizales de Jacob1 derribó en su furor las fortalezas de la hija de Judá, echólas por tierra, y humilló a su rey y a sus príncipes.


Sus hijos serán estrellados a sus ojos, sus casas incendiadas, sus mujeres violadas.


David respondió a Gad: “Estoy en una cruel angustia. Caigamos en las manos de Yahvé, cuya misericordia es grande; pero que no caiga yo en las manos de los hombres.”


El que castigaba los pueblos con furor, sin cansarse de fustigar; el que en su cólera subyugaba las naciones bajo un yugo sin piedad.'


Empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad. Su estrépito es como el mugido del mar; montan caballos, vienen con todos los pertrechos de guerra contra ti, hija de Babel.'


Nun. — El yugo de mis iniquidades pesa sobre mí entretejidas por su mano. Su yugo es sobre mi cuello y ha quebrantado mis fuerzas. Me entregó Yahvé en sus manos, no puedo levantarme.


Sin. — Oyen mis gemidos, y nadie me consuela; todos mis enemigos han sabido mi desgracia, y se alegran de lo que has hecho. ¡Haz venir el anunciado día, y que sean como yo!'


Colgaron de las manos a los príncipes y no respetaron la cara de los ancianos.


Si mi padre os cargó de pesado yugo, yo lo agravaré. Mi padre os castigó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones.”


Trajo contra ellos el rey de los caldeos, que pasó a cuchillo a sus mancebos en la casa de su santuario, sin perdonar a mancebo ni a doncella, a viejo ni a encanecido. A todos los entregó en sus manos.


A los que habían escapado a la espada llevólos Nabucodonosor cautivos a Babilonia, y allí le estuvieron sujetos a él y a sus hijos hasta la dominación del reino de Persia,


Pero luego que nuestros padres irritaron al Dios de los cielos, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, que destruyó esta casa y llevó cautivo el pueblo a Babilonia.


Ayin. — Yahvé mismo los dispersó y no volverá a ellos su mirada. No hubo respeto para el sacerdote, ni piedad para el anciano.


Y habló el ángel de Yahvé, diciendo: ¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿hasta cuándo no vas a tener piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las que estás irritado desde hace setenta años?


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