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Isaías 38:10 - Biblia Nacar-Colunga

10 Yo dije: En la tranquilidad de mis días, voy a caminar hacia las puertas del “seol,” privado del resto de mis años. Y dije: Ya no veré más a Yahvé en la tierra de los vivientes ni contemplaré más al hombre entre los moradores del mundo;'

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Больше версий

Biblia Reina Valera 1960

10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Yo dije: «¿En la flor de mi vida tengo que entrar en el lugar de los muertos? ¿Acaso seré privado del resto de mis años?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Yo decía: En la mitad de mis días ya me marcho; seré encerrado para el resto de mis años en el lugar adonde van los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Yo me dije: ¡En lo mejor de mis días entraré por las puertas del Seol! ¡Privado soy del resto de mis años!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 'Yo decía: en la mitad de mis días he de irme; en las puertas del seol se me cita para el resto de mis años.

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Isaías 38:10
12 Перекрёстные ссылки  

Aún más, temimos como cierta la sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos,


En el camino quebrantó mis fuerzas, abrevió mis días.


toda comida les producía náuseas, estando ya a las puertas de la muerte.


Acuérdate de que mi vida es un soplo, mis ojos no volverán a ver más la felicidad.


En aquellos días enfermó Ezequías de enfermedad mortal, y el profeta Isaías, hijo de Amos, fue a verle, y le dijo: Así dice Yahvé: Dispon de tu casa, porque vas a morir, no curarás.


¿Cuál es mi fortaleza para esperar todavía? ¿Cuál mi fin para aliviar mi alma?.


Cuanto tu mano pueda hacer, hazlo alegremente, porque no hay en el sepulcro, adonde vas, ni obra, ni razón, ni ciencia, ni sabiduría.


Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y curó de su enfermedad:


Las aguas me estrecharon hasta el alma, el abismo me envolvió, las algas se enredaron a mi cabeza.


Pero yo dije en mi turbación: “He sido arrojado de ante tus ojos,” Pero tú has oído mi voz suplicante cuando a ti clamé,


Yo digo: “Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días, tú cuyos años son generaciones y generaciones.


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