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Isaías 32:9 - Biblia Nacar-Colunga

9 Mujeres descuidadas, levantaos, oíd mi voz; mujeres confiadas, prestad oído a mi palabra.'

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Biblia Reina Valera 1960

9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Escuchen, mujeres, ustedes que están acostumbradas a la buena vida. Escúchenme, ustedes que son tan engreídas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Mujeres despreocupadas, levántense, oigan lo que les digo; hijas demasiado confiadas, escuchen mis palabras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Oh mujeres indolentes, levantaos! Damas confiadas, escuchad mis razones, y oíd mi voz:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Mujeres descuidadas, levantaos, escuchad ni voz; hijas confiadas, atended a mi palabra:

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Isaías 32:9
15 Перекрёстные ссылки  

El que tenga oídos, que oiga.


Atended y oíd mi voz, prestad atención y oíd mi palabra:


Dice Yahvé: Ya que tan engreídas son las hijas de Sión, y caminan con la cabeza erguida, mirando con desvergüenza, pisando como si bailaran y haciendo sonar las ajorcas de sus pies,


Hela aquí la ciudad exultante, que habitaba confiada, la que se decía en su corazón: “¡Yo y nadie más que yo!” ¡Cómo ha sido devastada, hecha una guarida de fieras! Cuantos pasen cerca de ellas silbarán y moverán sus manos.


He. — Los que se nutrían de manjares delicados perecen por las calles. Los que se criaron vistiendo púrpura se abrazan a los estercoleros.


Súpolo Jotán y fue a ponerse en la cresta del monte Gari-zim; y, alzando su voz, les dijo a gritos desde allí: “Oídme, habitantes de Siquem, así os oiga Dios a vosotros.”


La mujer de en medio de ti más delicada, la más hecha al lujo, demasiado blanda y delicada para probar a poner sobre el suelo la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido que en su seno reposa, a su hijo y a su hija,


Muy harta está nuestra alma del escarnio de los pudientes y del desprecio de los soberbios.


(21) Pues la muerte ha subido por nuestras ventanas y penetró en nuestras moradas, acabó con los niños en las calles, con los mancebos en las plazas.


(20) Porque oíd, mujeres, la palabra de Yahvé, y perciban vuestros oídos la palabra de su boca, para que enseñéis a vuestras hijas a lamentarse y enseñen unas a otras endechas,


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