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Génesis 39:9 - Biblia Nacar-Colunga

9 y no hay en esta casa nadie superior a mí, sin haberse reservado él nada fuera de ti, por ser su mujer, ¿voy a hacer yo una cosa tan mala y a pecar contra Dios?”

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Biblia Reina Valera 1960

9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Nadie aquí tiene más autoridad que yo. Él no me ha negado nada, con excepción de usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Aquí tengo tanto poder como él. Nada me ha prohibido, excepto a ti, porque eres su esposa. ¿Cómo, pues, voy a cometer un mal tan grande, y pecar contra Dios?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 No me priva de cosa alguna, sino sólo de ti, por cuanto tú eres su mujer, ¿cómo pues haré este mal tan grande, y pecaré contra ’Elohim?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 y cuando no hay en esta casa otro mayor que yo, y ninguna cosa me ha negado, sino a ti, porque eres su mujer, ¿voy a cometer yo este grande mal y pecar contra mi Dios?'.

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Génesis 39:9
34 Перекрёстные ссылки  

David dijo a Natán: “He pecado contra Yahvé.” Y Natán dijo a David: “Yahvé te ha perdonado tu pecado. No morirás;'


Al tercero les dijo José: “Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios.


Y le dijo Dios en el sueño: “Bien sé yo que lo has hecho con pureza de corazón; por eso te he impedido que pecaras contra mí, y no he consentido que la tocaras.'


Quien ha nacido de Dios no peca, porque la simiente de Dios está en él, y no puede pecar porque ha nacido de Dios.


El que, no conociéndola, hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A quien mucho se le da, mucho se le reclamará, y a quien mucho se le ha entregado, mucho se le pedirá.


Lávame enteramente de mi iniquidad y limpíame de mi pecado.


Por lo demás, lo que en los dispensadores se busca es que sean fíeles.


Cuantos los hallaron los devoraban, y se decían sus enemigos: “No hay delito en ello, porque han pecado contra Yahvé, sede de la justicia y esperanza de sus padres, Yahvé.”


por eso así dice Yahvé: He aquí que voy a quitarte de sobre la haz de la tierra; este mismo año morirás por haber predicado la rebelión contra Yahvé.'


Pues el terror de Dios me invadía8, y no podía resistir a su majestad.


Pasado el duelo, mandó David a buscarla y la introdujo en su casa y la tomó por mujer, y ella le dio un hijo. Lo que había hecho David fue desagradable a los ojos de Yahvé.


Pero si no hacéis lo que prometéis ante Yahvé, estad ciertos de que vuestro pecado os alcanzará


Esta es la ley del holocausto; el holocausto arderá sobre el hogar del altar de la noche a la mañana, y el fuego del altar se tendrá siempre encendido.'


Pero el adúltero es un mentecato; sólo quien quiere arrumarse a sí mismo hace tal cosa.'


Antes de mí, los gobernadores anteriores abrumaban al pueblo, tomando de él pan y vino por valor de cuarenta siclos de plata, y sus servidores mismos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios, no hice así.


Fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


El matrimonio sea tenido por todos en honor; el lecho conyugal sea sin mancha, porque Dios ha de juzgar a los fornicarios y a los adúlteros.'


ni defraudándoles en nada, sino mostrándose fieles en todo, para hacer honor a la doctrina de Dios nuestro Salvador.


Así el que se acerca a la mujer ajena: no saldrá inmune quien la toca.


Yo le contesté: “¿Huir un hombre como yo? ¿Es que un hombre como yo puede entrar en el templo y seguir viviendo? No entraré.”


Si adultera un hombre con la mujer de su prójimo, hombre y mujer adúlteros serán castigados con la muerte.


Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú,”


Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicadores, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte.


Dijo, pues, Abraham al más antiguo de los siervos de su casa, el que administraba cuanto tenía: “Pon, te ruego, tu mano bajo mi muslo,


pero vino Dios a Abimelec en sueños durante la noche, y le dijo: “Mira que vas a morir por la mujer que has tomado, pues tiene marido.”


Eran los habitantes de Sodoma malos y pecadores ante Yahvé en muy alto grado.


Llamó después a Abraham y le dijo: “¿Qué es lo que nos has hecho? ¿En qué te he faltado yo para que trajeras sobre mí y sobre mi reino tan grave pecado? Lo que has hecho con nosotros no debe hacerse.”


Y como hablase ella a José un día y otro día, y ni la escuchase él, negándose a acostarse con ella y aun a estar con ella,


Y hallé que es la mujer más amarga que la muerte y lazo para el corazón, y sus manos atadura. El que agrada a Dios escapará de ella, mas el pecador en ella se quedará preso.


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