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2 Timoteo 1:5 - Biblia Nacar-Colunga

5 avivando el recuerdo de tu sincera fe, que fue también la de tu abuela, Loide, y la de tu madre, Eunice, y que no dudo es la tuya.

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Biblia Reina Valera 1960

5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Recuerdo tu fe sincera. Así eran tu abuela Loide y tu madre, Eunice, y estoy convencido de que la recibiste de ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 teniendo vivo el recuerdo° de la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida° y en tu madre° Eunice, y he sido persuadido° de que en ti también.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Me acuerdo mucho de la sinceridad de tu fe, la misma que animó primero a tu abuela Loide y a tu madre Eunice, y estoy seguro de que también a ti.

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2 Timoteo 1:5
25 Перекрёстные ссылки  

El fin del requerimiento es la caridad que procede de un corazón puro, de una conciencia buena y de una fe sincera,


Llegaron a Derbe y a Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego,


Si enseñas esto a los hermanos serás buen ministro de Cristo Jesús, nutrido en las palabras de la fe y de la buena doctrina que has alcanzado.


y porque desde la infancia conoces las Escrituras Sagradas, que pueden instruirte en orden a la salud por la fe en Jesucristo.


Yo estoy personalmente bien persuadida, hermanos míos, de que ya vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de toda ciencia, para poder amonestaros unos a otros;'


Aunque hablamos de este modo, sin embargo, confiamos y esperamos de vosotros, carísimos, algo mejor y más conducente a la salvación.


Por esta causa sufro, perov no me avergüenzo, porque sé a quién me he confiado, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.


en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en caridad sincera,


Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo venidero, ni las potestades,


convencido de que Dios era poderoso para cumplir lo que había prometido;'


Oh Yahvé! Siervo tuyo soy, siervo tuyo e hijo de una esclava tuya. Tú rompiste mis cadenas.


Vuélvete hacia mí y ten piedad de mí; fortalece a tu siervo y salva al hijo de tu esclava.'


En la fe murieron todos sin recibir las promesas; pero viéndolas de lejos y saludándolas y confesándose peregrinos y huéspedes sobre la tierra,'


Yo sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada hay de suyo impuro; mas para el que juzga que algo es impuro, para ése lo es.'


Hay quien distingue un día de otro día, y hay quien juzga iguales todos los días; cada uno proceda según su propio sentir.'


Bien sabe el rey estas cosas, y a él hablo confiadamente, porque estoy persuadido de que nada de esto ignora, pues no son cosas que se hayan hecho en un rincón.


Vio Jesús a Natanael, que venía hacia El, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay dolo.


y tampoco con todo esto su pérfida hermana Judá se volvió a mí de corazón, sino mentidamente, oráculo de Yahvé.


presto humillaría yo a sus enemigos y volvería mi mano contra sus opresores.


Pienso en los días antiguos, recuerdo los años lejanos.


Decid a Dios: ¡Cuan admirables son tus obras! Por la grandeza de tu poder te lisonjearán tus enemigos.


Y en verdad tú eres el que me sacaste del vientre, el que me inspirabas confianza desde los pechos de mi madre.


Me libraste de las sediciones del pueblo y me pusiste a la cabeza de las gentes; pueblos que tío conocí, me servían.'


Plegaria. De David. Oye, Yahvé, lo justo; atiende a mi grito suplicante; presta oído a mi plegaria, (proveniente) no de labios dolosos.'


Pues por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para una sincera caridad, amaos entrañablemente unos a otros,


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