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2 Tesalonicenses 2:13 - Biblia Nacar-Colunga

13 Pero nosotros debemos dar incesantes gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido como primicias para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe en la verdad.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 En cuanto a nosotros, no podemos más que agradecerle a Dios por ustedes, queridos hermanos, amados por el Señor. Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu —quien los hace santos— y por creer en la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pero nosotros tenemos que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor, pues ustedes son la parte de Dios y fueron elegidos para que se salvaran mediante la fe verdadera y fueran santificados por el Espíritu.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, pues Dios os escogió como primicias° para salvación, en santificación de espíritu y fe verdadera;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Nosotros, en cambio, debemos dar constantemente gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque Dios os ha escogido como primicias para la salvación por la santificación del Espíritu y por la fe en la verdad.

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2 Tesalonicenses 2:13
42 Перекрёстные ссылки  

que nos salvó y nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino de su propósito y de la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos,


Que no nos destina Dios a la ira, sino a la salvación por nuestro Señor Jesucristo,


sabedores de vuestra elección, amados de Dios.


Hemos de dar a Dios gracias incesantes por vosotros, hermanos; y es esto muy justo, porque se acrecienta en gran manera vuestra fe y va en progreso vuestra mutua caridad,'


cuando aún no habían nacido ni habían hecho aún bien ni mal, para que el propósito de Dios, conforme a la elección, permaneciese no por las obras, sino por el que llama,


Oyendo esto los gentiles se alegraban y glorificaban la palabra del Señor, creyendo cuantos estaban ordenados a la vida eterna.


Cuando comenzaste tu plegaria, fue dada la orden, y vengo para dártela a conocer, porque eres el predilecto. Oye, pues, la palabra y entiende la visión:


Pasé yo junto a ti y te miré. Era tu tiempo el tiempo del amor, y tendí sobre ti mi manto, cubrí tu desnudez, me ligué a ti con juramento e hice alianza contigo, dice el Señor, Yahvé, y fuiste mía.


Yo anuncio desde el principio lo último, y de antemano lo que no se ha hecho. Yo digo: Mis designios subsistirán, y cumplo toda mi voluntad.


En eso está la caridad, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó y envió a su Hijo, víctima expiatoria de nuestros pecados.


para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.


Pues de gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no os viene de vosotros, es don de Dios;'


Desde lejos se le hizo ver Yahvé. Con amor eterno te amé, por eso te he mantenido favor.


A Benjamín le dijo: “Amado de Yahvé, reposará siempre en seguridad. Es el Altísimo su protección19 , y descansará sobre sus espaldas.”


Cuanto a nosotros, amemos a Dios, porque El nos amó primero.


De su propia voluntad nos engendró por la palabra de la verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas.


El mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que de gracia nos amó y nos otorgó una consolación eterna, una buena esperanza,


en vista de la esperanza que os está reservada en los cielos, de la cual tuvisteis noticia por la palabra verdadera del Evangelio,


¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo clavado en cruz?


y no haciendo diferencia alguna entre nosotros y ellos, purificando con la fe su corazones.


y me dijo: Daniel, varón predilecto, está atento a las palabras que voy a decirte, y ponte en pie en el lugar en que estás, pues he sido enviado a ti. Una vez que me habló, púseme en pie temblando.


Desde la eternidad fui constituida; desde los orígenes, antes que la tierra fuese.'


al que amó Yahvé, que envió a Natán profeta, el cual le dio el nombre de Jedidia por causa de Yahvé.


Y “Tú, Señor, al principio, fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.


y porque desde la infancia conoces las Escrituras Sagradas, que pueden instruirte en orden a la salud por la fe en Jesucristo.


Mira bien cómo presentarte ante Dios, probado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que distribuye sabiamente la palabra de la verdad.


y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición, por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría.


¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica, ¿quién condenará?


Pero gracias sean dadas a Dios, porque siendo esclavos del pecado, obedecisteis de corazón a la norma de doctrina a la que habéis sido entregados,


Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.


en santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.


Luego me dijo: ¡Nada temas, varón predilecto; sea contigo la paz! ¡Animo, valor! Y, en habiéndome, recobré mis fuerzas, y dije: Hable mi señor, pues me has fortalecido.'


Vosotros, pues, como elegidos de Dios, santos amados, revestios de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad,


Al principio creó Dios los ciclos y la tierra.


Pues por no haber conocido el mundo a Dios en la sabiduría de Dios por la humana sabiduría, plugo a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.


os exhortábamos y alentábamos, y os conjurábamos a andar de modo digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.


que no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad.


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