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2 Reyes 5:8 - Biblia Nacar-Colunga

8 Cuando supo Elíseo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, mandó a decir al rey: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras ? Hazle venir a mí, y sabrá que hay en Israel un profeta.”

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Больше версий

Biblia Reina Valera 1960

8 Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sin embargo, cuando Eliseo, hombre de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras en señal de aflicción, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan disgustado? Envíame a Naamán, así él sabrá que hay un verdadero profeta en Israel».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Eliseo, el hombre de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado su ropa, y mandó decir al rey: '¿Por qué rasgaste tu ropa? ¡Que venga a verme y así sabrá si hay o no profeta en Israel!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero aconteció que oyendo Eliseo, el varón de Dios, que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: '¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a visitarme y sabrá que hay profeta en Israel'.

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2 Reyes 5:8
14 Перекрёстные ссылки  

Y a vosotros, los gentiles, os digo que mientras sea apóstol de los gentiles haré honor a mi ministerio,


(12) Jacob huyó a la tierra de Aram, y sirvió Israel por una mujer, y por una mujer apacentó ganados.


Acaso te escuchen. Y si no te escucharen, pues son gente rebelde, al menos conocerán que hay entre ellos profeta.


Volvió Naamán al hombre de Dios con todo su séquito, y, cuando llegó, se presentó a él, diciendo: “Ahora conozco que no hay en toda la tierra Dios sino en Israel. Dígnate aceptar un presente de parte de tu siervo.”


Leída la carta, el rey de Israel rasgó sus vestiduras y dijo: “¿Soy yo acaso Dios para dar la vida o la muerte, que así se dirige a mí para que yo cure a un hombre de su lepra? Sabed, pues, y ved que me busca querella.”


y dijo un día a su señora: “¡Oh! si mi señor estuviese cerca de un profeta que hay en Samaría, el profeta le curaría su lepra.”


Y ellos respondieron: “Ha salido a nuestro encuentro un hombre y nos ha dicho: Id y volveos al rey que os ha mandado y decidle: Así habla Yahvé: ¿No hay Dios en Israel, para que mandes tú a consultar a Baalzebub, dios de Acarón? Por eso no bajarás tú del lecho a que has subido, pues morirás.”


La mujer dijo a Elías: “Ahora conozco que eres hombre de Dios y que es verdad en tu boca la palabra de Yahvé.”


David dijo a Joab y a todo el pueblo que con él estab “Rasgad vuestras vestiduras, ceñios de saco y haced duelo Abner.” Y el rey David iba detrás del féretro.


Todos cuantos servidores tuyos están aquí, irán entonces a decirme, prosternándose ante mí: Sal tú y todo el pueblo que te obedece. Después de eso, yo saldré.” Y, muy encolerizado, se retiró de la presencia del faraón.


El mozo le dijo: “Mira, en esta ciudad hay un hombre de Dios muy famoso. Cuanto él dice, seguramente sucede. Vamos, pues, allá, que quizá él nos diga el camino que hemos de seguir.”


pero Semeyas, varón de Dios, recibió palabras de Yahvé, diciendo:


Vino Naamán con sus caballos y su carro, y se detuvo a la puerta de la casa de Elíseo.


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