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2 Corintios 10:4 - Biblia Nacar-Colunga

4 pues las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas por Dios para derribar fortalezas, destruyendo sofismas,

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Biblia Reina Valera 1960

4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Nuestras armas no son las humanas, pero tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas: todos esos argumentos

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Las armas de mi combate no son carnales, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas: derribamos sofismas

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2 Corintios 10:4
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en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de justicia ofensivas y defensivas,


Mira que te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir, para arruinar y asolar, para edificar y plantar.


para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.


Este es el requerimiento que yo te confío, hijo mío Timoteo, conforme a las profecías de ti hechas anteriomente, a fin de que, puestos en ellas los ojos, sostengas el buen combate


La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas, y vistamos las armas de la luz.


Pero nosotros, hijos del día, seamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad y del yelmo de la esperanza en la salvación.


Pero llevamos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no parezca nuestra.


ni deis vuestros miembros como armas de iniquidad al pecado, sino ofreceos más bien a Dios, como quienes muertos han vuelto a la vida, y dad vuestros miembros a Dios, como instrumento de justicia.


No que nosotros seamos capaces de poner en cuenta cosa alguna como de nosotros mismos, que nuestra suficiencia viene de Dios.


Extenderá Yahvé desde Sión tu poderoso cetro6: “Domina en medio de tus enemigos.”


Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de haber sido rodeados siete días.


Soporta las fatigas, como buen soldado de Cristo Jesús.


Y fue Moisés instruido en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso en palabras y obras.


Entonces, en todo monte alto y en todo collado elevado, habrá arroyos y corrientes de aguas al tiempo de la gran matanza, de la caída de las torres.


Los sacerdotes tocaron las trompetas, y cuando el pueblo, oído el sonido de las trompetas, se puso a gritar clamorosamente, las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad frente de sí.


Por eso os escribo esto ausente, para que presente, no necesite usar de la autoridad que el Señor me confirió para edificar, no para destruir.


¿Quién jamás milita a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿Quién apacienta un rebaño y no come de su leche?


¿No es mi palabra como el fuego — oráculo de Yahvé — y cual martillo que tritura la roca?


Porque aunque con exceso me gloríe yo de la autoridad que me dio el Señor para edificación y no para destrucción vuestra, no por eso me avergonzaré.


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