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1 Reyes 16:34 - Biblia Nacar-Colunga

34 En su tiempo, Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; echó los fundamentos, al precio de su primogénito, Abiram, y puso las puertas al precio de Segub, su hijo menor, según la palabra que Yahvé había dicho por medio de Josué, hijo de Nun.'

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Biblia Reina Valera 1960

34 En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Fue durante su reinado que Hiel, un hombre de Betel, reconstruyó Jericó. Poner los cimientos le costó la vida a su hijo mayor, Abiram; terminar la obra y colocar las puertas le costó la vida a su hijo menor, Segub. Todo esto sucedió de acuerdo con el mensaje de parte del Señor acerca de Jericó transmitido por Josué, hijo de Nun.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 En su tiempo, Jiel de Betel refundó Jericó. Puso sus cimientos a costa de su primogénito Abiram, y cuando instaló las puertas, sacrificó a su segundo hijo Segub, según la palabra que había dicho Yavé por medio de Josué, hijo de Nun.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 En ese tiempo Hiel de Bet-’El reedificó Jericó: a costa de Abiram su primogénito puso los cimientos, y a costa de Segub su hijo menor levantó sus puertas, conforme a la palabra que YHVH había hablado por medio de Josué ben Nun.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 En su tiempo, Jiel de Betel reedificó Jericó. A costa de la vida de Abirán, su primogénito, echó sus cimientos, y a costa de la vida de Seguib, su hijo menor, puso las puertas, conforme al oráculo que Yahveh había pronunciado por medio de Josué, hijo de Nun.

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1 Reyes 16:34
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Entonces juró Josué, diciendo: “Maldito de Yahvé quien se ponga a reedificar esta ciudad de Jericó. Al precio de la vida de su primogénito ponga los cimientos; al precio de la de su hijo menor ponga las puertas.”


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven siempre?


Hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.


En cuanto lo supo David, mandó quienes les salieran al encuentro, porque aquéllos estaban en gran confusión, y les dijeran: “Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces volveréis.”


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