Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Jesúa, hijo de Josadac, decidieron empezar a trabajar en la reconstrucción del Templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios los animaron y los ayudaron.
Jesús se fue de donde estaba la multitude a una casa. Sus discípulos vinieron donde él estaba y le dijeron: “Por favor, explícanos el relato de la maleza en el campo”.