Me estoy hundiendo cada vez más en el barro y no encuentro tierra firme sobre la cual ponerme en pie. Me siento como en aguas profundas, y su torrente me cubre.
Por lo tanto, que todos los que te son fieles oren a ti mientras aún hay tiempo, para que cuando los problemas vengan como una inundación, no los ahoguen.
Todas las mujeres que queden en el palacio del rey de Judá serán sacadas y entregadas a los funcionarios del rey de Babilonia Esas mujeres dirán: ‘¡Esos buenos amigos tuyos! Te han acogido y te han conquistado. Tus pies se atascaron en el medio, por lo que te abandonaron’.
Así que tomaron a Jeremías y lo pusieron en la cisterna que pertenecía a Malquías, el hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia. Bajaron a Jeremías con cuerdas a la cisterna. No tenía agua, sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro.
La lluvia cayó, hubo inundación y los vientos soplaron fuertemente contra aquella casa, pero no se cayó porque su fundamento estaba sobre la roca sólida.