Que todos te alaben, Dios. Sí, que todas las naciones te alaben.
Ojalá pueda vivir alabándote y que tus enseñanzas sean mi ayuda.
Libérame de mi prisión para que pueda alabar tu nombre. Los que viven en justicia se reunirán a mi alrededor porque tú me tratas con bondad”.
Por mis palabras serás famosa a través de las generaciones, y las naciones te adorarán para siempre.
No dejes que los que sufren sean maltratados otra vez. Deja que los pobres y necesitados te alaben.
Él dice: “No es gran cosa que seas mi siervo para hacer volver a las tribus de Jacob, a ese pueblo de Israel que he conservado. También voy a hacer de ti una luz para los extranjeros, para que mi salvación llegue a todos”.
Así que el Señor los abandonará hasta que la madre de a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá al pueblo de Israel.