Como flechas en las manos de un guerrero son los hijos en la juventud.
Con la espada afilada de un guerrero y carbones encendidos de un enebro.
Los ancianos se alegran de sus nietos, y los hijos sienten orgullo de sus padres.
Sus hijos se apresuran a bendecirla. Su esposo la alaba, diciendo:
¡Mira! Estoy reuniendo una coalición de fuertes naciones del norte que vendrán a atacar a Babilonia. Se alinearán en la batalla contra ella; será conquistada desde el norte. Sus flechas serán como las de los mejores guerreros: ¡no fallan!