Dejen de vivir con necedad, y sigan el camino de la sensatez”.
Déjenme en paz, hombres malvados. Déjenme seguir los mandamientos de mi Dios.
Escucha lo que tengo que decirte, hija; presta atención, por favor. Olvídate de tu pueblo y tu familia.
Si aceptas la instrucción, estarás en el camino de la vida, pero si rechazas la corrección, perderás el rumbo.
Ser amigo de sabios te hará sabio; pero ser amigo de tontos te traerá problemas.
Presta atención, hijo mío, y sé sabio. Asegúrate de enfocar tu mente en seguir el camino recto.
Te he explicado el camino de la sabiduría. Te he guiado por los caminos de rectitud.
Porque los que me encuentran, encuentran la vida, y son aceptados por el Señor.
Mediante la sabiduría vivirás muchos años más. Añadirás años a tu vida.
Así podrán seguir mis reglas, cumplir mis normas y hacer lo que yo diga. Serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey. Estarán unidos bajo un solo gobernante. Seguirán mis leyes, y observarán y practicarán mis reglamentos.
“Esfuérzate por entrar por la puerta estrecha, porque te aseguro que muchos tratarán de entrar, y no lo lograrán.
Luego Pedro siguió hablando, dándoles más evidencias. Les advirtió: “Sálvense de esta generación perversa”.
“Así que abandónenlos y apártense de ellos, dice el Señor. No toquen nada impuro, y los aceptaré”.
Luego escuché otra voz que venía desde el cielo, y clamaba: “Mi pueblo, salgan de en medio de ella, para que no participen de sus caminos pecaminosos, y para que no participen de sus plagas.