Sal de esa deuda como la gacela que escapa de una trampa, como un ave que sale de la jaula del cazador.
Señor, tú eres mi protección. ¿Cómo puedes decirme “Huye hacia las montañas como las aves?”
Escapamos de ellos como pájaros huyendo del cazador. ¡La trampa se rompió y volamos lejos!
Porque él te salvará de trampas escondidas y de enfermedades mortales.
De nada sirve ponerle una trampa a las aves si ellas la pueden ver.
Mujeres de Jerusalén, júrenme por las gacelas o los ciervos salvajes que no molestarán nuestro amor hasta el momento oportuno.
¡Mi amor es como una gacela o un ciervo joven! Miren, está ahí, parado detrás de nuestra pared, mirando a través de la ventana, asomándose a través de la pantalla.