Ellas te guiarán cuando camines, te cuidarán al dormir, y te hablarán al levantarte.
En mi mente guardo tus enseñanzas para no pecar contra ti.
En la noche hago vigilia y medito en tu palabra.
Tus leyes me hacen feliz, pues son mis consejeras sabias.
Tus enseñanzas son música a mis oídos en todo lugar donde habito.
¿Cómo puede un joven mantenerse puro? Siguiendo tus enseñanzas.
¡Cuánto amo tu ley! En ella medito de día y de noche.
Con respecto a las acciones de otros: he hecho lo que me dijiste, y he evitado lo que hacen las personas violentas.
No tengo miedo de las decenas de miles que me rodean y que están en mi contra.
Envía tu luz y tu verdad para que me guíen; deja que me lleven a tu monte santo, al lugar donde vives.
Las buenas decisiones te mantendrán por el buen camino, y estarás a salvo si piensas usando la razón.