Los extranjeros gastarán tu riqueza, y todo aquello por lo que has trabajado quedará en manos de otro.
El hombre que ama la sabiduría, hace feliz a su padre; pero el que visita a las prostitutas, está desperdiciando su dinero.
No desperdicies tu fuerza durmiendo con mujeres; con esas que hacen caer a los reyes.
Cuando llegues al fin de tus días, gemirás de dolor mientras la enfermedad destruye tu cuerpo.
De lo contrario, estarás entregando tu honra a otros, y tu reputación quedará en manos de gente cruel.
Puedes comprar una prostituta por el precio de una rebanada de pan, pero el adulterio con la mujer de otro hombre puede costarte la vida.
Tal esposo rechazará cualquier tipo de compensación; y ninguna cantidad, por grande que sea, podrá pagarle.
Los extranjeros le quitan toda su fuerza y él ni siquiera se da cuenta. Su cabello se vuelve gris y no lo nota.
Pero ahora este hijo tuyo regresa, después de haber desperdiciado tu dinero en prostitutas, ¡y tu matas el becerro gordo para él!’