No las pierdas de vista y reflexiona sobre ellas,
Dios mío, estoy feliz de hacer tu voluntad, tu ley guía mis pensamientos”.
Hijo mío, si aceptas mi palabra y valoras mis instrucciones;
porque es bueno que guardes estas palabras en tu mente para que estés listo para compartirlas.
Hijo mío, no olvides mis instrucciones. Recuerda siempre mis mandamientos.
Hijo mío, aférrate al buen juicio y a las decisiones sabias; no los pierdas de vista,
Aférrate a la bondad y a la verdad. Átalas a tu cuello y escríbelas en tu mente.
Guárdalas siempre en tu mente. Átalas en tu cuello.
Átalas a tus dedos y escríbelas en tu mente.
Sólo asegúrate de ser muy cuidadosos, y realmente cuidar lo que hacen, para que no olviden las cosas que han visto. Téngalas en cuenta mientras vivan. Enséñenselas a sus hijos y nietos.
