No discutas con nadie sin razón, si no han hecho nada para hacerte daño alguno.
Puede que hayas derrotado a Edom. Ahora te has vuelto arrogante. Quédate en casa y disfruta de tu victoria. ¿Por qué provocar problemas que te harán caer a ti, y a Judá contigo?”
El comienzo de una discordia es como la primera grieta en una presa de agua, así que abandónala antes de que la discusión estalle.
Las palabras de los necios los meten en problemas, como si pidieran a gritos una paliza.
Tomar parte en la disputa de otra persona es como agarrar a un perro callejero por las orejas.
La gente enojada crea problemas, los irascibles cometerán muchos pecados.
Porque el ministro del Señor no debe entrar en contiendas, sino ser amable con todos, capaz de enseñar, paciente,