Deja que sea una persona buena la que me castigue con amor y que me corrija. Sería como una unción, y no me negaré a ello. Pero aún así oraré por los que hacen el mal.
Ellos nos disciplinaron por un tiempo, en lo que ellos consideraban inapropiado, pero Dios lo hace por nuestro bien, a fin de que podamos participar de su carácter santo.