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Proverbios 27:18

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Los que cuidan de una higuera comen su fruto,. Y los que cuidan de su amo serán recompensados.

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35 Referencias Cruzadas  

No escuchen a Ezequías. Esto es lo que dice el rey: Haz un tratado de paz conmigo y ríndete a mí. Así cada uno comerá de su propia vid y de su propia higuera, y beberá agua de su propio pozo.

Pero Josafat preguntó: “¿No hay aquí con nosotros un profeta del Señor? Consultemos al Señor por medio de él”. Uno de los oficiales del rey de Israel respondió: “Eliseo, hijo de Safat, está aquí. Era el ayudante de Elías”.

Cuando Giezi regresó y atendió a su amo, Eliseo le preguntó: “¿Dónde has estado, Giezi?” “Tu siervo no ha estado en ninguna parte”, respondió.

“¡Ahora por causa de esto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre!” Y cuando Giezise marchó, tenía la lepra: se veía blanco como la nieve.

Amán fue a buscar las túnicas y el caballo. Vistió a Mardoqueo, lo colocó en el caballo y lo condujo por las calles de la ciudad, gritando delante de él: “¡Esto es lo que se hace por el hombre que el rey desea honrar!”

Tal como los siervos miran a su amo, o como la esclava mira a la señora de su casa, así fijamos nuestra mirada en ti, Señor, esperando que seas misericordioso con nosotros.

Así que Moisés se fue con Josué su ayudante y subió a la montaña de Dios.

Un siervo que actúa con sabiduría se hará cargo del hijo que ha caído en desgracia, y compartirá la herencia de la familia con los hermanos.

Si ves a alguien con talento en su trabajo, notarás que trabajará para reyes y no para la gente común.

Una hoja de hierro se afila con una herramienta de hierro. De la misma manera, la mente de una persona se moldea con la mente de otra.

Así como el agua refleja tu rostro, tu mente refleja quién eres realmente.

Pero mi viña es mía, es sólo mía. Mil monedas de plata son para ti, Salomón, y doscientas para los que la cuidan.

No escuchen a Ezequías. Esto es lo que dice el rey: Haz un tratado de paz conmigo y ríndete a mí. Así cada uno comerá de su propia vid y de su propia higuera, y beberá agua de su propio pozo.

Noten que les he dicho esto antes de que siquiera ocurra.

¡Cuán bueno es que el siervo se encuentre haciendo esto cuando su amo regrese!

Pero para ustedes no será así. Cualquiera de ustedes que quiera ser gobernante, tendrá que ser siervo de todos,

Cuán bueno será para los siervos a quienes el maestro encuentre despiertos cuando él regrese. ¡Les aseguro que el maestro se vestirá, los mandará a sentarse para comer, y él mismo les servirá a ellos!

El Señor respondió: “¿Quién es el mayordomo fiel y sabio, el miembro de la familia a quien el dueño encarga para que reparta el alimento a su debido tiempo?

“‘¡Bien hecho! Eres un buen siervo,’ dijo el rey. ‘Como has demostrado que eres fiel en cosas pequeñas, te pondré a cargo de diez ciudades’.

Si ustedes quieren servirme, tienen que seguirme. Mis siervos estarán donde yo esté, y mi Padre honrará a todo el que me sirva.

Y cuando el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado de su guardia personal, quien era un hombre devoto.

Y el que siembra, tanto como el que riega la tierra, tienen un mismo fin, y ambos serán recompensados conforme a lo que hayan hecho.

¿No saben que los que trabajan en los templos reciben sus alimentos de las ofrendas del templo, y los que sirven en el altar reciben su porción del sacrificio que está sobre él?

¿Acaso qué soldado alguna vez tuvo que pagar su propio salario? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién alimenta un rebaño y no consume su leche?

Los que son siervos, obedezcan a sus amos, no tratando de agradarlos falsamente, sino con sinceridad y honestidad, respetando al Señor.

El granjero que hace todo el trabajo duro debe ser el primero en beneficiarse de la cosecha.

Si eres un siervo, entonces mantente sujeto a tu amo, no solo a los que son buenos y nobles, sino también a los que son duros.

En efecto, a esto han sido llamados, porque Cristo sufrió por ustedes y les dio un ejemplo, para que siguieran sus pasos.

“En consecuencia, esta es la declaración del Señor: Hice la promesa definitiva de que tu familia y la de tu padre me servirían siempre como sacerdotes. Pero ahora el Señor declara: ¡Ya no más! En cambio, honraré a los que me honran, pero trataré con desprecio a los que me desprecian.




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