El perezoso se voltea en la cama, como la puerta se recuesta en sus bisagras.
El trabajo duro aporta liderazgo, pero la pereza trae esclavitud.
Los perezosos no atrapan su presa, pero si trabajas duro te volverás rico.
Puedes decir: “Solo dormiré un poco más, me recostaré apenas un rato, y cruzaré mis brazos para descansar un poco más”,
¡Ve y observa a las hormigas, holgazán! Aprende de lo que hacen, para que seas sabio.
No sean espiritualmente perezosos, sino sigan el ejemplo de los que por medio de su fe en Dios y paciencia son herederos de lo que Dios ha prometido.