No digas en tu pensamiento: “Voy a hacerle lo mismo que me hizo! ¡Haré que me pague por lo que ha hecho!”
No digas: “Me pagarás por este mal que me has hecho”. Déjaselo al Señor, y él te ayudará.
Asegúrense de que ninguno de ustedes pague mal por mal, sino traten siempre de hacer el bien unos a otros.
Tres mil hombres de Judá fueron a la cueva de la roca de Etam y le preguntaron a Sansón: “¿No entiendes que los filisteos nos dominan? ¿Qué crees que estás haciendo con nosotros?” “Sólo hice lo que ellos me hicieron a mí”, respondió.