Los niños son ignorantes por naturaleza. La corrección física les ayudará a entrar en razón.
¿Quién puede sacar algo limpio de lo impuro? Nadie.
Es verdad que nací siendo culpable, pecador desde el momento en que fui concebido.
Los que no disciplinan a sus hijos, los odian. Los que aman a sus hijos los disciplinan con cuidado.
Disciplina a tu hijo cuando aún hay tiempo, pero no lo mates.
Los azotes espantan la maldad; los golpes limpian hasta adentro.
La disciplina y la corrección proporcionan sabiduría; pero el hijo que no recibe disciplina es una vergüenza para su madre.
Disciplina a tus hijos, y no te causarán preocupaciones. Te harán muy feliz.
“Lo que nace de la carne, es carne, y lo que nace del Espíritu, es Espíritu.
Todos una vez fuimos así, y nuestra conducta estaba determinada por los deseos de nuestra naturaleza humana pecaminosa y nuestros malos pensamientos. Como todos los demás, en nuestra naturaleza éramos hijos de la ira.