y los funcionarios reales también han ido a expresar su aprobación a nuestro señor, el rey David, diciendo: ‘Que tu Dios haga que la reputación de Salomón sea aún más famosa que la tuya, y que haga que su reinado sea más grande que el tuyo’. El rey, en su lecho, inclinó la cabeza,
y lo rescató de todos sus problemas. Le dio sabiduría y lo ayudó a ganar el favor del Faraón, quien lo puso como gobernador sobre Egipto y sobre la casa real.
De hecho, le pido a mi compañero de trabajo, que ayude a estas mujeres, pues ellas trabajaron conmigo en la predicación de la buena noticia, así como Clemente y mis demás compañeros, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.