Los holgazanes morirán de hombre por negarse a trabajar.
El trabajo duro aporta liderazgo, pero la pereza trae esclavitud.
Los perezosos no atrapan su presa, pero si trabajas duro te volverás rico.
Los perezosos desean muchas cosas pero no reciben nada; pero si trabajas duro serás recompensado.
El camino de los perezosos está lleno de espinas, pero el camino de los justos es una autopista abierta.
Los perezosos llevan su mano al plato, y ni siquiera la levantan para poner la comida en su boca.
Los holgazanes no salen a sembrar cuando deberían. Por eso, cuando llega la cosecha, no tienen nada que recoger.
Los perezosos dicen: “Hay un león allá afuera. ¡Si salgo podría morir!”
Los perezosos son los que dicen: “¡Hay un león en el camino, un león por las calles!”
Los perezosos son más sabios en su propia opinión que muchos consejeros prudentes.
Pero su amo le respondió: ‘¡Eres un siervo malo y perezoso! Si crees que siego donde no sembré, y que recojo cosechas que no planté,
Cuando regresaron, le dijeron a Josué: “No necesitamos a todo el ejército. Dos o tres mil hombres serán suficientes para atacar la ciudad de Hai. No te molestes en enviarlos a todos, pues sólo hay unos pocos”.